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Caen las hojas y el silencio llega. Me pregunto ¿adónde miran los ojos ausentes?, ¿qué nombre gritan los labios sigilosos?, ¿de qué color se ve la noche si la ausencia es taciturna? Nada tenemos, sólo la memoria, la presencia se siente sin importar que la morada se mire vacía, si el silencio en la poesía no es la ausencia de sonidos y los ecos perduran en la mente ¿por qué necesitamos volver a escuchar esa voz que cautiva?

Nadie deja de estar a nuestro lado cuando nos ha transformado, son los pequeños actos cotidianos los que al final del día cuentan, en la lista de virtudes tiene más importancia una sonrisa cotidiana que el permanente regocijo material, si polvo somos y a él volveremos ¿para qué nos sirven las fortunas cuando el alma está vacía?

Los colores objetivan el sentimiento, ¿de qué color es el presente y con cuál pintaremos el mañana?, la vida es un prisma, se entiende diferente en cada geografía, somos tan iguales y tan disímiles, el ser humano está facultado para pensar y sentir, pero siente cuando debe pensar y piensa cuando debe sentir, inverso el Ser oculta su naturaleza entre equívocos.

Solemos decir que esperamos el momento especial para darlo todo, sin embargo, ciegos y sordos dejamos pasar esos instantes, la vida es ahora, el ahora es especial, sentados añoramos lo mejor, pero nada hacemos para que llegue, cuando las hojas caen el reloj indica que el tiempo acaba, la vida se va y nosotros con ella, las estaciones de la naturaleza asemejan las etapas de la vida, anuncian los cambios, de nosotros depende saber interpretar las señales.

¿Para qué sirve mirar si no observamos? Detalles escapan ante los ojos cuando vanidosos y llenos de prejuicios no advertimos lo que enfrente poseemos, reconocernos es tan difícil, hay tantas formas de negarnos, tantas maneras de acomodarnos y, al final, siempre terminamos deseando lo que soñamos. La sonrisa significa alegría, también expresa la tranquilidad interior, conquistar la paz en nosotros es el primer paso para afrontar los cambios venideros. Armonía interior, la naturaleza nos lo enseña, cada nueva estación del año cumple un papel fundamental, así como el sol y la lluvia hacen a la flores crecer, el frio y la nieve fortalecen las montañas y los lagos, siempre habrá frio y calor, lo que hay que saber encontrar es el clima tibio que nos haga sentir vivo el corazón y nos permita realizar los sueños.

El tono de las hojas que anuncia el otoño, pero también significa el pronto reverdecer, es necesario cambiar para avanzar, los árboles son sabios, la naturaleza lo es, los seres humanos negamos nuestra naturaleza al dejarnos ir por senderos faltos, suplantamos las caricias básicas por objetos inertes, el tiempo se asume como tránsito, debiéramos tomarlo más en serio, lo que una vez fue ya no será, lo que hoy puede ser mañana no sabemos, únicamente los sentidos conducen a los sueños, no poseemos el tiempo, pero existe y transita en la memoria. La memoria es conocimiento, su utilidad está en saber extraer las enseñanzas, nada se repite aunque muchas cosas se parezcan. Útil es saber observar cuando las hojas caen, pues de ellas vendrá el fruto del mañana.

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