El libro, una celebración mundial
Cristóbal León Campos: El libro, una celebración mundial.
Un 23 de abril de 1616, hace 407 años, falleció uno de esos grandes autores, generador de toda una revolución en la literatura universal, un hombre que le dio a la palabra otro sentido, que no únicamente resinificó las reglas lingüísticas de la lengua castellana, sino que además, dio al mundo la posibilidad de soñar, de volverse utópicos, de ver en los sueños la esperanza y de comprender que esos ideales son los que nos dan vida, hablo de Miguel de Cervantes Saavedra.
Miguel de Cervantes, el personaje real, suele quedar con frecuencia oculto por la proyección de la figura quijotesca protagonista de su gran creación literaria: Don Quijote de la Mancha. Es justo que reconozcamos su obra, pero también lo es que conozcamos su vida. Debemos rendirle un homenaje al hombre y comprender el devenir detrás de su obra. Con esa idea, la de homenajear a los hombres y mujeres, la de honrar sus obras y reconocer su valor, es que el 23 de abril de 1926, la Conferencia General de la Unesco decidió rendir un homenaje mundial al libro y sus autores y, alentar así, a todos, en particular a los más jóvenes, a descubrir el placer de la lectura y respetar la irreemplazable contribución de los creadores al progreso social y cultural. Por ello, celebramos el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, y es precisamente la lectura de las obras el mejor homenaje posible.
En Yucatán, la circulación de la obra de Miguel de Cervantes Saavedra, ha encontrado varios momentos relevantes, en particular Don Quijote de la Mancha. Expresiones de su influencia y de su lectura las tenemos ejemplificadas en los escritos de dos grandes pedagogos, que a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, le dedicaron el ejercicio de su pluma. Manuel Sales Cepeda y Eduardo Urzaiz Rodríguez, cuya obra literaria resalta entre los intelectuales de su época, dejaron testimonio de la relevancia que Cervantes alcanza, su influencia y su presencia entre la literatura leída e influyente de Yucatán. Análisis estético y psicológico, utópico y literario, ambos pedagogos hacen uso de sus conocimientos y perspectivas, que dicho de paso, no necesariamente comulgan, pero engrandecen las aportaciones que el magisterio ha hecho a la cultura en Yucatán, algo que debe valorarse en su justa dimensión. El Quijote ha recorrido el mayab como muchos otros grandes de la literatura universal.
En Yucatán leemos, aunque suela decirse que no, los jóvenes, los niños en las escuelas y hogares, los adultos, los maestros y todos quienes reconocemos en el libro un aliado que siempre nos acompaña en los momentos más alegres o en los de mayor angustia, todos leemos. El libro es fiel a la palabra y a nosotros los seres humanos. Así como honramos a Miguel de Cervantes Saavedra, también lo hacemos con nuestros escritores locales, Emilio Abreu Gómez y su bellísimo Canek o Antonio Mediz Bolio y su obra La tierra del Faisán y el Venado. Pero no únicamente a ellos o ellas, a todos, a las y los escritores comunitarios que atestiguan las tradiciones e historias locales, a las y los poetas que expresan nuestros más profundos sentires, a quienes escriben en lengua maya, a ellos y ellas en especial, pues mantienen viva la llama del fuego de nuestro origen, a todos y todas por reconocer el valor del libro, por disfrutar la lectura y por difundirla como una herramienta pedagógica, pero también como una necesidad humana. Leamos, disfrutemos de los libros y conozcamos a sus autores.