Fin de la pandemia, algunas notas (IV)
Cristóbal León Campos: Fin de la pandemia, algunas notas (IV).
Las afectaciones generadas o incrementadas por la pandemia de Covid-19 dejaron huella en muchos sentidos en la vida humana: 10. La educación es junto a la salud uno de los sectores que mayor impacto de la pandemia registraron, siendo además que esa afectación reveló otras carencias y necesidades -muchas de ellas sabidas, pero silenciadas- como la falta de una planeación emergente para atender situaciones extremas en términos de la transmisión del conocimiento, así como un atraso en tecnología para los centros educativos, aunque también quedó a fin de cuenta, demostrado que a pesar de que la virtualidad puede ser una herramienta útil para el aprendizaje, no sustituye la enseñanza impartida de forma presencial ni la relevancia de la socialización para el desarrollo pleno de los seres humanos. La desigualdad en las comunidades y la marginación en países como México, quedó a flote ante la urgencia de solucionar el atraso educativo que significó la suspensión de clases y la necesidad de garantizar el derecho a la educación a los infantes y jóvenes que habitan en zonas con poco acceso a internet, sin olvidar la diferencia entre el poder adquisitivo de la clase obrera y los sectores populares en comparación con la burguesía. Es decir, la desigualdad afectó y ralentizó los procesos de enseñanza-aprendizaje, registrándose casos en los cuales la deserción fue la única solución. Aún hoy, cuando vivimos en la llamada “nueva normalidad”, la educación es un gran reto por resolver en el sentido de convertirla en una realidad que exprese justicia e igualdad.
11. Otro de los retos que dejó la pandemia es consolidar el derecho a la información para toda la población, pero cuidando no reproducir los vicios de la infodemia ya mencionada, sino una verdadera salvaguarda del conocimiento como una fortaleza social, donde, además, la ciencia y el conocimiento científico tienen un papel de suma importancia, por lo que los desafíos que hoy atentan contra la investigación y la generación de saberes son de igual forma astillas que superar. Por otro lado, los debates actuales sobre la utilidad y el papel que tendrá a corto y largo plazo la Inteligencia Artificial hacen recordar aquellas discusiones propias de las revoluciones tecnológicas que cuestionaron el lugar del ser humano en los procesos productivos ante la glorificación de la tecnología, desplazando a quien ha producido esa misma tecnología, nada nuevo, pero que ahora se vincula con la importancia y centralidad humana para la generación de ideas ante el devenir, pues su desplazamiento no será otra cosa que la negación misma del valor del ser humano en un mundo cada vez más inhumano.
12. Lo que se nombra bajo el epíteto de “nueva normalidad” tiene un rostro conocido donde asoman antiguos temores de la humanidad, entre ellos, la idealización del desarrollo en términos materiales, pero con el aritmético y contradictorio resultado de la disminución de bienestar social, pues si durante la pandemia se demostró en los hechos que el trabajo es el motor humano, ahora asistimos a su desplazamiento discursivo para dar lugar a la alienación colectiva frente a lo vivido, esta “nueva normalidad” tiene tanto de tiempos pasados que ya se pueden ir avizorando las futuras pandemias, mismas que han sido advertidas por voces críticas hoy intentadas de acallar: la pobreza, el hambre, la injusticia, la desigualdad, la violencia, la explotación y muchas más laceraciones que durante siglos han flagelado a la humanidad, ahora vuelven como fantasmas a recorrer el mundo. (Continuar).