Suicidio, un grito urgente

Cristóbal León Campos: Suicidio, un grito urgente.

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A veces decimos más cuando callamos, así suele mencionarse en el imaginario popular, dando a entender que los momentos de silencio también son una forma de comunicar, y es verdad. Pero, ¿qué ocurre con aquello que no sabemos cómo comunicar?, o aún más complejo, ¿qué acontece con los mensajes que no sabemos comprender o ante lo que no estamos preparados para enfrentar?

La complejidad de la psique humana es aún motivo de análisis y grande dudas, así como también lo son las formas en que nos enfrentamos a todo lo que nos causa dolor o algún tipo de malestar que va más allá de lo físico, interiorizándose en nosotros y afectando nuestra forma de ver la vida. El suicidio es un gran grito, muchas veces es antecedido de una serie de llamadas de atención que se expresan de forma sutil y en silencio, es decir, que no refieren directamente al deseo de morir, pero sí dejan señuelos que pueden marcar la ruta del suicida luego de que ha comenzado con la ideación suicida.

En Yucatán hemos alcanzado el alarmante primer lugar en la tasa de suicidios según el Inegi, en 2022 se registraron 374 (con base en datos oficiales), contabilizándose 33 casos más que en 2021. Estas cifras, como ya se ha dicho, son una urgente llamada de atención a las autoridades de todos los niveles y a la sociedad para que nos detengamos y fijemos todos nuestros sentidos en lo que acontece, pues ¿cuáles son las causas especificas que provocan el incremento de casos de suicidio en Yucatán si se le considera un Estado seguro y donde “no pasa nada”? Este es un cuestionamiento honesto y alejado de cualquier interpretación malintencionada, simplemente es de notarse que si hablamos de desarrollo, seguridad y bienestar, ¿entonces dónde se encuentran los factores que aceleran el incremento de las cifras referidas?

Hay que sentar las bases honestas y autocriticas que nos posibiliten un análisis multidisciplinario y multicausal, ya que al suicidio no puede reducírsele a una condición “anormal” en la psique humana y mucho menos a únicamente elementos externos de los sujetos que lo llevan a cabo. Al suicidio hay que mirarlo sin los tapujos morales y la nebulosa concepción del tabú, las cifras son claras, el suicidio es una realidad en crecimiento que afecta cada vez más a los jóvenes, cuya edad debiera ser propicia para la idealización de una vida futura y no para la ideación suicida.

¿Cuáles son las causas de la perdida de perspectiva de vida entre la juventud del mundo y en particular de Yucatán? ¿Será que la constante carestía y sobreexplotación laboral junto con los efectos psicológicos de la pandemia de Covid-19 han encontrado un nicho en la desilusión juvenil sobre la vida presente? No podemos negar que hoy en día mirar al futuro genera altos grados de estrés y ansiedad ante la pérdida de seguridad laboral y de salud, ya que atrás quedaron los tiempos en que con el cúmulo del trabajo y los años se proyectaba una seguridad, ahora las nuevas generaciones en muchas ocasiones ni siquiera alcanza a soñar con el fruto del esfuerzo remunerado en bienestar.

Ahora bien, los factores sociales son, sin duda, fundamentales para comprender lo que hoy acontece, pero deben dimensionarse junto a los aspectos culturales y psicológicos, tanto en lo colectivo como en lo individual. El suicidio es un grito individual que repercute en toda la sociedad, ¡escuchemos el dolor de otros y hagámoslo nuestro!

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