La vileza y el mejoramiento humano

Cristóbal León Campos: La vileza y el mejoramiento humano.

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A quienes hoy enfrentan la maldad inhumana

En el prólogo de su libro Ismaelillo (1882), dedicado a su hijo José Francisco, el prócer cubano José Martí escribió: “Tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud”. Esta frase la he citado en otras ocasiones, siempre para referir que a pesar de las tormentas humanas y sociales, y de la vileza intencionada extendida hasta los rincones más insospechados de la geografía terrestre, al final de cuentas la humanidad tiene en sí misma la capacidad de reconstruirse, sacudiéndose todo aquello que por momentos le hace perder su esencia de bondad.

En estas últimas semanas, como cíclico pesar, he vuelto a recordar más de una vez la frase de Martí y admirado su grandeza en el pesar. Las circunstancias negativas que impiden ver lo bello de este mundo y de la vida, suelen ser pasajeras aunque parezcan eternas, los actos de maldad con los que personas deshumanizadas actúan buscando su interés sin importarles más nada, al paso de los días se van aclarando y permitiendo observar que, únicamente, se trata de intentos desesperados por encontrar aquello que tanta falta les hace, pues como postulan algunas corrientes psicológicas, el reflejo suyo en otro ser les cae como losa que derrumba su murallas y descubre las inseguridades con las que viven todos los días.

Hay maldad en el mundo, esa es una realidad, pero hasta hoy me niego a creer que sea natural en el ser humano, no soy partidario de las teorías de Thomas Hobbes, quien considerara que “el hombre es un lobo para el hombre”, y aunque no puedo negar –por experiencia propia- que hay muchas personas que con toda intensión buscan lastimar, oprimir y violentar a otras, tan poco podemos nublarnos ante los actos de vileza y perder la brújula que nos señala que la bondad es verdadera, y que todos los días tiene lugar sin importar que no se le publicite y se le divulgue como debiera.

Creo, eso sí, como señalara Sigmund Freud, que los seres humanos tenemos la facultad de representar al bien y/o al mal, pues como explica una psicoterapeuta a quien admiro mucho: “somos seres duales”, y esto nos hace más humanos cuando lo reconocemos, ya que “representamos la luz y la sombra”. Pero las afirmaciones anteriores no sirven de “justificación” cuando quien actúa con premeditación busca dañar o utilizar a sus semejantes. El carácter dual del ser humano es lo que complejiza la comprensión de nuestros actos, sin servir para desprendernos de la responsabilidad que cada acción tiene por sí misma.

Así como la maldad es real y se manifiesta todos los días, también la bondad y las acciones de buena voluntad son reales, y quizás por la forma en que se nos ha educado en este mundo desigual y lleno de competencia, se suele decir que para lograr sobresalir una persona debe “hacer lo que sea”, olvidando el sentir o el daño que pudiera causar a terceros. Pero yo creo que como Martí escribiera, el porvenir de la humanidad será de esplendor, y quizás falte mucho para que veamos un mundo más humano, aunque eso no merma la conciencia individual-social, sino que la engrandece y la fortalece para hacer frente a la vileza intencionada de quienes se han deshumanizado. La virtud suele resplandecer en los instantes más difíciles de la existencia, hoy como ayer, es tiempo de hacerla florecer para la vida presente y futura a través del mejoramiento humano.

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