Suicidio y la raíz de los pesares
Cristóbal León Campos: Suicidio y la raíz de los pesares.
La forma en que manifestamos nuestros pesares encuentra en cada uno de los seres humanos cauces particulares y expresiones propias que contribuyen a delinear nuestro ser, y no es que sean las lamentaciones el indicativo ideal para definirnos, pero tampoco es posible ocultarlos o relegarlos a la hora de reflexionar sobre nosotros mismos y respecto a aquello que deseamos lograr durante nuestra existencia, así como los caminos que para alcanzar esas metas debemos recorrer. En todo caso, pueden, en cierta forma, asumirse como señales coyunturales o continuas que encubren o revelan síntomas profundos de nuestra psique y de nuestros patrones socio-culturales heredados y aprendidos a lo largo de la vida.
Reconocer y comprender la raíz de esos pesares es fundamental para procurar el mejoramiento de nuestras condiciones emocionales y psicológicas, esto siempre acompañado de la transformación de las condiciones de vida material de los seres humanos, pues no deben disociarse ambos aspectos, ya que estamos, en mayor o menor medida, influenciados por el entorno y por elementos internos que pueden desbordarse según la conjugación de uno y otro.
Los grandes flagelos que laceran la existencia humana en su mayoría tienen razón de las condiciones objetivas de vida, convenidas por el sistema económico político que nos rige, pero también, las condiciones psíquicas de cada ser deben valorarse al momento de afrontar un padecimiento, malestar o trastorno. Más aún ahora que se han superado los 160 suicidios en la entidad tan sólo en lo que va de este 2023, una alarmante cifra que se suma a los fallecimientos autoinfligidos años atrás.
Esta situación hace urgente la necesidad de replantear la política pública de salud con una perspectiva humana, alejada de la lógica mercantilista que busca la ganancia en detrimento del bienestar emocional y material de las personas; requerimos con inmediatez nuevos planteamientos y debates que involucren a la sociedad para que entre todos tomemos conciencia de la importancia de hacer frente a cada uno de los padecimientos psicológicos que puedan presentarse, no debe escatimarse en esfuerzo cuando hablamos del desarrollo emocional y psicológico.
Los mitos que todavía se circunscriben alrededor del suicidio deben superarse, hoy en día han ganado terreno diversas organizaciones e instituciones que trabajan en su prevención, mediante talleres, conferencias, publicaciones y otras acciones que buscan generar conocimiento y conciencia sobre sus efectos, posibles razones (muy diversas), tratamiento a personas con conductas suicidas y por el desarrollo de políticas públicas que reconozcan la necesidad de la participación de todas las partes para hacerle frente a este fenómeno social. Además, como han señalado diversos investigadores, debe incrementarse el tratamiento de las personas que sobreviven a un suicidio, no sólo refiriéndonos a quienes lo intentan sin lograrlo, sino de igual forma a los familiares, parejas, amigos o cualquier otro ser que mantuviera una relación con una persona suicida, pues los efectos van más allá de la muerte de quien se la autoinflige.
Hablar de nuestros pesares nos hace más humanos y sensibles al afrontarlos y aceptarnos tal y como somos, respetando nuestras formas de ver y entender el mundo, así como los factores externos e internos que nos rodean, valorando la diversidad psíquica y socio-cultural, sin laceración alguna.