“¿Dónde está la Marina?”
Daniel Uicab Alonzo: “¿Dónde está la Marina?”.
Desde hace un par de meses, pescadores de Progreso han llevado hasta la Capitanía Regional, en el puerto de abrigo de Yucalpetén, manifestaciones de inconformidad por diversas causas, entre ellas, el cobro “excesivo” por subir las embarcaciones a varadero, pagos por arqueo y hasta por la pesca furtiva (que se “dispara” durante la temporada de vedas), de lo que culpan a las autoridades navales.
Tienen razón cuando afirman que la pesca ilícita, que es depredación, daña la actividad de la que dependen los hombres de mar, pues impide el ciclo de reproducción de diversas especies. Ya agotaron una muy preciada de la que muchos vivieron por algunos años: el pepino de mar.
Pero no les asiste la razón en cuanto al costo por mantenimiento en carena, ni por las normas que autoridades marítimas exigen cumplir para otorgar desde libretas de mar, despachos vía la pesca y hasta el equipo mínimo de seguridad a bordo de barcos de la llamada flota mayor, la mayoría bastante deterioradas. Un radio o un salvavidas pueden ser la diferencia entre regresar a puerto o tener el mar como sepulcro, y lo saben bien.
Los más interesados en cumplir esas reglas deben ser los armadores y empresarios pesqueros, para garantizarles seguridad en alta mar a quienes zarpan en busca del sustento de sus familias, desde el patrón hasta el aprendiz llamado “pavo”. Estas actividades deben servir, además, para emplearlos durante las vedas para que no sólo dependan de los exiguos apoyos que les prporciona año con año el Gobierno del Estado, o las labores que les encomienda el municipio por unos cuantos pesos. Se debe dignificar la vida de quienes proveen buena parte de los alimentos que llegan a nuestra mesa.
En una de esas manifestaciones cuestionaron la poca o nula vigilancia de la Armada (y de otras autoridades) para impedir la captura de especies en veda, como la langosta y el pulpo en Arrecife Alacranes y otros puntos, detallaron las artes de pesca ilegal que usan los furtivos y acusaron contubernio de propietarios de barcos y empresarios. “¿Dónde está la Marina?”, preguntaron, y levantaron olas.
Pues bien, la Marina ha estado ahí, patrullando los litorales, el mar patrimonial, evitando no sólo la pesca ilegal, sino también el narcotráfico y otros ilícitos que se cometen más allá de las playas donde, como dice una canción marinera, también existe Patria. Y esto ha sido desde el siglo pasado, es parte de las atribuciones que la institución naval realiza de manera permanente, como también la salvaguarda de la vida de quienes laboran en los océanos.
El tema da para más, hay mar de fondo en esas inconformidades a las que orillan a los pescadores. Concluyo con dos datos recientes: 1). La tortuga marina, especie en veda permanente desde el último tercio del siglo pasado, se va recuperando (estuvimos en el Pacífico cuando los guardacostas patrullaban las zonas de anidación) y en Progreso también ha rendido frutos, y 2). México ha reducido un 90% la pesca ilegal de la vaquita marina en la Reserva de la Biosfera Alto Golfo California y Delta del Río Colorado, cuando en 2015 se advertía de su extinción. Ahí ha estado la Marina.
Anexo “1”
Otros depredadores
Como ya mencionamos, por tierra, aire y mar, desde hace años la Armada de México realiza vigilancia en las costas nacionales y en varias islas del país, una de ellas es Tiburón (que los seris asumen como suya), la más grande de México, ubicada en el extremo de la Península de Baja California Sur, separada del continente por el canal del Infiernillo, desde donde se accede por Bahía Kino, Sonora. Ahora es una reserva ecológica, hábitat del borrego cimarrón, el venado bura y otras especies endémicas.
La conocimos a mediados de los 70 cuando nuestro Guardacostas “Ponciano Arriaga”, operaba en esas tranquilas aguas donde iniciaba el Mar Bermejo en el Pacífico mexicano.En una ocasión nos permitieron bajar a conocerla. La lancha ballenera nos llevó a un grupo de marinos a esa isla, entonces sólo ocupada por infantes de Marina en tres partidas en sus áreas neurálgicas: "Tormenta", "El Tecomate" y "Las Cruces". Pocos años después volvería a visitar la isla con el entonces segundo comandante de la Compañía de Infantería de Marina No. 4, entonces teniente de corbeta y hoy vicealmirante en retiro.
En se entonces, cuando se nos permitió desembarcar, observamos las playas desoladas, tranquilas, blancas, limpias… hasta que vimos la “huella del hombre”: latas vacías de cerveza y algo de basura, evidencia dela presencia de algún yate o lancha.Contra eso es difícil todo esfuerzo a favor de la naturaleza.