Sin invitación al “Grito”
Daniel Uicab Alonzo: Sin invitación al “Grito”.
Se dice que “el mundo es de reciprocidades”, y lo estaremos viendo ahora que el Ejecutivo decidió no invitar a las celebraciones de las efemérides patrias de este mes a los otros dos poderes, Legislativo y Judicial, que junto con el primero forman nuestra República democrática, un triángulo equilátero que otorga a cada lado la misma dimensión en su ámbito de competencia para equilibrar el ejercicio del poder. La Constitución así lo establece, cada uno juró respetarla y se da por sentado que aceptan esa convivencia pacífica, respetuosa e institucional que debe primar en la vida del país y caracterizar su actuación.
Además, la diplomacia exige a los políticos privilegiar ciertas reglas y códigos para resolver diferencias, desavenencias o conflictos, y no con decisiones que más parecen berrinches: no te invito a “mi fiesta” porque me caes mal. Esto parece ahora que el Ejecutivo ha marcado distancia de las representantes de los legisladores (las presidentas de las cámaras de Diputados y Senadores son mujeres y no de su partido) y de los ministros de la SCJN (la que preside también es mujer y le han revertido algunas de sus reformas), al relegarlas de los festejos conmemorativos de hechos trascendentales que han marcado el devenir de nuestra patria y que deben ser motivo para exaltar el orgullo de ser mexicanos y la unión que debe prevalecer para mantener nuestra soberanía y libertades conquistadas.
Las ausencias de los otros poderes se notaron el miércoles en el CLXXIII aniversario de la Gesta de los Niños Héroes de Chapultepec, y así anunció el Presidente que será hoy con la ceremonia del Grito de Independencia desde Palacio Nacional y justifica: “es que ya han cambiado las cosas, no tenemos buenas relaciones, es público, es notorio, es de dominio público, con el Poder Judicial, porque se han dedicado a actuar en contra de la transformación” (o sea, hay que decirle sí a todo lo que diga u ordene) y aprovechó para denostar, una vez más:“nosotros consideramos, aunque se opine distinto, que están en contra del pueblo y que son representantes de la oligarquía, de la minoría corrupta, rapaz”.
El pasado 23 de abril, el entonces secretario de Gobernación, Adán Augusto López, había dicho que la relación entre la Presidencia y la Corte sería sólo “de carácter institucional”, tras los desencuentros del mandatario con la presidente de la SCJN, Norma Lucía Piña. No obstante, las descalificaciones verbales han escalado con el recortare de presupuesto y quitarles fideicomisos, hasta promover una reforma para que los ministros sean elegidos por el pueblo.
La invitación a las celebraciones patrias es lo de menos. A veces, los funcionarios ni quisieran estar presentes, por lo rígido del ceremonial, el vestuario y código de conducta que se imponen, etc. Y esos actos protocolarios se vuelven ocasión para rendir pleitesía al Ejecutivo. Finalmente, coincido con estas palabras del senador Ricardo Monreal: “Creo en la división de Poderes; los contrapesos son indispensables para el ejercicio de la función pública por parte del Gobierno, aunque estoy convencido de que la cortesía política y la sobriedad republicana no se deben soslayar. No se contrapone lo uno con lo otro”.
Anexo “1”
“Lo mejor, el desfile”
Se anuncia, como siempre, espectacular el desfile conmemorativo del inicio de nuestra Independencia, este 16 de septiembre en la Ciudad de México. Por su duración y dimensiones –se concentran fuerzas de tierra, mar y aire de varias partes del país–, no se puede comparar con los que se realizan en otras ciudades, que también son coloridos y vistosos y en los que se incluye a estudiantes que dan su mejor esfuerzo. El que se lleva a cabo en la capital es un gran espectáculo, que muestra lo más novedoso del armamento, uniformes y equipo de nuestras fuerzas armadas y el grado de adiestramiento de soldados y marinos (ahora se incluye a la Guardia Nacional, que no son “ni militares ni civiles”).
Después de meses de jornadas de prácticas extenuantes, días antes, los altos mandos del Ejército y la Marina pasan revista a las tropas y dan el visto bueno al comandante de la columna. La noche del 15 al 16 de septiembre, en los cuarteles, buques y dependencias militares casi nadie duerme. De hecho, el personal permanece acuartelado y se levanta muy de madrugada para asearse, tomarun ligero desayuno y arreglar uniformes, fornituras, botas, espadas, armamento, vehículosy demás implementos conque, orgullosos, desfilarán ante la nación.
Luego viene el "plantón" de varias horas en calles aledañas al primer cuadro de la capital. Pero nadie se queja, todos están expectantes hasta que elcornetade órdenes toca "atención" e inicia la marcha sobre 20 de Noviembre y luego pasa frente al Palacio Nacional para el saludo al Presidente ante el balcón principal done le acompañan los titulares de la Sedena y Semar, esto ante la monumental Bandera Nacional que ondea en la Plaza de la Constitución y la gigantesca banda de guerra que marca el paso de los contingentes navales y militares; en ese instante la voz de los narradores y los aplausos de la gente hacen que por momentos se pierda la noción del tiempo, que se recobra hasta el disloque de los contingentes más allá de Paseo de la Reforma… Al menos así lo vivimos en el ya lejano 1977. Un recuerdo imborrable de nuestro paso por la institución naval.