El transporte que nos revolucionó

Daniel Uicab Alonzo: El transporte que nos revolucionó.

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Mientras se atemperan los ánimos por la reforma judicial (y otras que vienen), y en tanto destapan a los relevos en la Semar y la Sedena, que ya eligió a Claudia Sheinbaum, recordamos brevemente un transporte que cambió el paisaje urbano en la capital del país. cuando crecía a pasos agigantados en la segunda mitad del siglo pasado y que fue punta de lanza para darle la importancia que hoy tiene el concepto de movilidad urbana hasta volverla una importante política de Gobierno.

Cursaba yo el quinto grado de primaria en la Ciudad de México cuando el 19 de junio de 1967 se dio el primer “taladrazo” para iniciar la construcción del Metro. Gobernaba Gustavo Díaz Ordaz y el regente de la ciudad era el general Alfonso Corona del Rosal, quien estudió a ese acto trascendental para el país. Este gran proyecto comenzó tras el “visto bueno” de más de 700 especialistas, bajo el nombre de Sistema de Transporte Colectivo, un organismo público descentralizado del Gobierno del entonces Distrito Federal.

Luego de dos años y tres meses, el 4 de septiembre de 1969 se terminaron los 12,6 km y 16 estaciones de que constaba la Línea 1, cambiando la imagen urbana de la capital y su actividad social y económica. Sus terminales eran Chapultepec, en el poniente, y Zaragoza, en el oriente, por este rumbo ya nos habíamos mudado, en la colonia Juárez Pantitlán de Ciudad Neza, de donde tomábamos un “pesero” o autobús para llegar a la estación Zaragoza, cerca del Caballito.

Cada boleto del Metro costaba 1.20, o un peso de cinco en adelante. Era la atracción para los chamacos, por la rapidez con que corría el tren naranja por túneles, sobre puentes o ras del pavimento en vía exclusiva. Su “tururú” al llegar o salir de cada estación ya es un clásico de las onomatopeyas citadinas. Se llegaba en unos 10 minutos desde Zaragoza a Chapultepec, cuando en autobús tomaba hasta dos horas. Con los años se fue ampliando hasta llegar a sus 12 líneas actuales y 195 estaciones. Actualmente, a sus 55 años, algunas líneas del Metro se han estado renovando, lo mismo que sus vagones. Y no ha estado exento de graves accidentes.

Además de contribuir a resolver los crecientes problemas de sobrepoblación y movilidad en las décadas de los 60 y 70, el Metro permitió repensar la ciudad más para las personas y un poco menos para los automovilistas. Sin embargo, no se ha concretado este deseo por el dinamismo de la Ciudad de México. El STC lo resume así: “El viaje que comenzamos hace 55 años, hoy transita por la era de la modernización siendo la columna vertebral que mueve a la Ciudad de México, trasladando a más de 4 millones de usuarios diariamente”.

Comentamos arriba que el Metro de CdMx puso en relieve el concepto de movilidad urbana, pues estados como Jalisco y Nuevo León tienen Metro en sus capitales. Otros, donde las condiciones del subsuelo y otros factores lo impiden, como Yucatán, han modernizado el transporte urbano con un sistema sustentable y de calidad (hay “Va y Ven” en Mérida y otros municipios, además del Ie-Tram), mientras que Quintana Roo, y concretamente su capital, Chetumal, no han podido ni siquiera aterrizar un servicio tan indispensable, por los intereses del poderoso sindicato de taxistas.

Anexo "1"

Historia en “logos”

Según datos del STC, los logotipos de las estaciones del Metro fueron creadas con el mismo estilo de la iconografía de los Juegos Olímpicos de 1968, por un grupo de expertos nacionales e internacionales, entre los que destacan Lance Wyman, como director de diseño, y los mexicanos Arturo Quiñónez y Francisco Gallardo. El nombre y logo debía tener referencia con el lugar, ya fuera histórico, de un barrio o identidad circunvecina, o de personajes ilustres, etc. El nombre debía ser de una sola palabra e independiente de su mismo nombre para las personas que no supieran leer o los extranjeros.

Pues bien, esa iconografía referenciada, con estilos, formas, colores y ubicación, cumple el propósito de guiar y orientar al personaje más importante de la ciudad: el usuario del Metro, Además, realmente era (es) toda una lección de historia. Refiero algunas, en obvio del espacio: "Zaragoza" (más conocido como “El Caballito”) nos remite al general Ignacio Zaragoza, vencedor de la Batalla del 5 de Mayo; “Gómez Farías” tiene la Constitución de 1857 (anterior a la actual); “Balderas”, un cañón en referencia a los hechos ocurridos en la Ciudadela; de los personajes, "Zapata", es inconfundible con su sombrero y cananas; "Morelos", por su paliacate en la cabeza; "Allende" e "Hidalgo" son fáciles de identificar; la estación "Zócalo" tiene el Escudo Nacional; "Bellas Artes", el icónico palacio; "Revolución", el sobrio monumento a los héroes de ese movimiento social; "San Juan de Letrán", la Torre Latinoamericana; "La Villa", la “nueva” Basílica, etc. Sí, esos viajes en el Metro también son lecciones de historia.

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