Tabaco y vapeadores, moda que se hace humo
Daniel Uicab Alonzo: Tabaco y vapeadores, moda que se hace humo.
Era lo de moda. Los adolescentes de los años 70 del siglo pasado esperábamos “con ansias” probar nuestro primer cigarrillo. Algunos ya lo hacían a hurtadillas, con los cuates de la cuadra, en la esquina, mientras circulaba la caguama. Se hacía la coperacha para la chela y los sin filtro, que eran más baratos; los finos costaban más, eran los que se anunciaban en la tele: “…es el cigarro”, decía un comercial. Luego llegarían los de cajetilla flip-top, con filtro.
Así nos comenzó a meter el humo en la cabeza las tabacaleras, sobre todo las transnacionales, con anuncios en prensa, radio, Tv y hasta en el cine… como aquel vaquero que cabalgaba por las praderas con música de “Los siete magníficos”, todo un ícono de la industria del tabaco, que estaba en su apogeo. Se fumaba en cualquier lugar y a todas horas: oficinas, comercios, restaurantes, redacciones de periódicos, programas de televisión, buques de la Armada, incluso en autobuses urbanos, el baño y hasta en la cama.
En paralelo surgió la competencia para la cerillera “La Central”, con encendedores desechables (ya había recargables), el “cricket” entre los pioneros.
Hasta que se visibilizaron las enfermedades: tos del fumador, enfisema pulmonar… cáncer, y fumar se volvió entonces un problema de salud pública. Y comenzaron las campañas y las prohibiciones, espacios para fumadores; llegó a la legislación, que más o menos se ha observado, porque nunca se eliminó la venta de cigarros a granel en tienditas, estanquillos, puestos de periódicos, ambulantes.
Para contrarrestar el estigma del daño que ocasiona el cigarro, aparecieron los electrónicos, o vapeadores. Se decía que no emiten los carcinógenos del tabaco y se consideraba que eran un 95% menos dañinos que el cigarro tradicional.
Ahora, los diputados de Morena y sus aliados del PT y PVEM aprobaron el pasado miércoles la iniciativa de reforma que sanciona toda actividad relacionada con cigarrillos electrónicos, vapeadores y demás sistemas o dispositivos electrónicos similares.
Además, se castigará la producción, distribución y venta de sustancias tóxicas, precursores químicos, el uso ilícito del fentanilo y otras drogas sintéticas no autorizadas.
Según información del Gobierno Federal, el tabaquismo es el factor de riesgo que provoca un mayor número de casos, y a nivel mundial causa aproximadamente un 22% de las muertes por cáncer (71% de pulmón), ya que el humo del tabaco contiene carcinógenos y está demostrado que no hay una cantidad inocua al consumir cigarros o productos de tabaco, siempre hay riegos a desarrollar cáncer.
Respecto, a los vapeadores, la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que aún es muy temprano para proporcionar respuestas claras acerca de las consecuencias que tiene fumar cigarrillos electrónicos, pero reconoce que son perjudiciales para la salud al igual que el consumo de tabaco. .
Otro dato: de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición Continua 2022, el uso de cigarros electrónicos en la población adolescente alcanzó el 2.6% (aproximadamente 500 mil) y un 1.5% de la población adulta (alrededor de 300 mil), las cifras han escalado hoy. Esto nos hace pensar que, al igual que en el siglo pasado, esto de la fumada es una moda que se impone, sobre todo en los adolescentes, para sentirse parte de un grupo, amén de experimentar con sustancias que, en ocasiones, llevan a consecuencias fatales.
Y todavía hay quienes se oponen a estas medidas.
Aquí, especialistas de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady) han exhortado a los jóvenes yucatecos a alejarse de los vapeadores, ya que su promoción y consumo se ve incentivado a través de la gran cantidad de sabores que ofrecen.
Anexo “1”
Prohibido fumar DOS
Uno de los primeros avisos en nuestro alojamiento de la Escuela de Grumetes, en Veracruz, era: Prohibido Fumar DOS (De Orden Superior). Disposición que se respetaba, pues el arresto era la consecuencia para los infractores. No obstante, había compañeros que se las ingeniaban para hacerlo sin ser pillados por los oficiales. Además, había inspecciones sorpresivas a los lockers, pues ni revistas ni alimentos se nos permitía tener.
En los barcos de la Marina era común, por aquellos años, fumar incluso en espacios cerrados y reducidos como la oficina del Detall, en las cámaras de oficiales y hasta en el comedor de la tripulación. También era cotidiano ver en la cubierta a clases y oficiales fumando, algunos con boquilla, que no tenían ningún beneficio, pues no incide sobre el alquitrán o la nicotina, ni por alguna de las sustancias químicas que los especialistas dicen que contiene el cigarro –69 de las cuales son cancerígenas–, pero era la moda.
Ahora, la mayoría de las instalaciones de la Armada han sido certificadas como 100 por ciento libres de humo de tabaco. En Estados Unidos, desde 1994 el Pentágono prohibió fumar en cualquier dependencia o lugar de trabajo de las fuerzas armadas, desde un cuartel hasta un portaaviones, sin embargo, ha flexibilizado la medida.
En nuestra Marina, seguramente ahora se ven menos tripulantes fumando a bordo, sin necesidad de avisos D.O.S.