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Levántate amor, abre tus ojitos, es hora de irnos, le dijo Eduardo a su amada Nelly, quien llevaba dormida un par de días y con una lenta respiración que apenas se hacía notar. Al oír esa voz, que desde hace más de treinta años no escuchaba, Nelly, una señora muy amada de 91 años, abrió de golpe sus sonrientes ojos a una nueva vida mientras los cerraba para siempre en este plano terrenal. Su corazón se detenía para los vivos mientras que latía como nunca al escuchar el llamado desde un lugar que no nos podemos imaginar, incluso, el marcapasos le dejó de servir, tan así que se lo dejó a los vivos de la Tierra mientras ella gozosa se iba a vivir al país de nunca jamás, del que siempre le habló a sus sobrinos, sobrinietos y sobribisnietos, uno llamado “el cielo”, donde se encuentra tanta gente que ella amaba y por los cuales a diario rezaba un rosario.

Nelly Alicia Góngora Rosado no se perdía mis columnas, era una amante de la lectura y la buena escritura, hizo lo que pocas podían hacer en su época, trabajar. Fue una querida y entregada profesora, con el carácter que se necesitaba en su tiempo, pero dedicada siempre a brindar amor y comprensión hasta la fecha.

Nelly, mejor conocida como Lichi, nuestra tía Lichi, falleció el pasado miércoles primero de marzo y, con ello, dedico con todo cariño esta columna con letras que no serán capaces de describir el amor que todos en la familia le tenemos y mucho menos el que ella nos brindó. Nuestra tía no pudo ser madre de sangre, pero tiene muchos hijos no biológicos dentro de esta familia que la cuidaron con amor hasta sus últimos días dado que un cáncer hizo todo muy rápido.

¿Qué es la muerte? Me han preguntado. A final de cuentas como médico de urgencias la he conocido de cerca, en especial este último año que, por alguna razón, he tenido la bendición de acompañar como médico y psicoterapeuta a tantos pacientes terminales. Pienso que la muerte es una aliada, es la única cosa segura que tenemos en la vida, la única que nos demuestra que todos somos iguales, la única invencible, pero también, la más bondadosa que nos presta el mayor tiempo posible aquí en la Tierra. La muerte no es enemiga del médico, mucho menos de la vida, es una amiga que nos da chance de permanecer más tiempo en este plano terrenal antes de mandarnos a conocer a Dios.

Algunas personas tenemos la suerte de poder decir adiós, otras lo hacen desde el corazón. Hoy, tía Lichi, te lo hago con estas letras que, seguramente, tu amado esposo con el que ya estás te podrá leer. Descansa en paz, hasta pronto.

El depósito de sus cenizas será este martes en Itzimná, al término de la misa de las 19:00 horas.

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