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Mare, acabarse hizo y no estoy hablando del PRI, aunque poco le falta. Sinceramente la silla que nadie ocupa en la Casa del Pueblo sigue sin hacer nada, es lamentable ver cuando los directivos o los líderes de las agrupaciones no respaldan ese liderazgo con base en trabajo y, sobre todo, en resultados.

Me parece triste y lamentable el nulo trabajo que se realiza sobre la 65 y como diría la canción, “Panchito” te quedó grande la yegua, pues no es secreto que dentro del partido hay dos corrientes que se están enfrentando como choque de trenes; los que quieren con la Luna y los que quieren con el Sol, ambos son opuestos y habrá que ver qué pasa, pero seguro se repetirá la misma historia. Una unidad o compromiso para la foto, ya que las puñaladas por la espalda están a la orden del día, al igual que el fuego amigo. No saben jugar en equipo y hoy sus líderes sólo ven sus intereses sin importar el objetivo aristotélico en la política. Están pegados a la pared esperando ver con quién se van y qué les toca, sin pensar en la gente que los sigue y está ahí de corazón, creyendo en ellos, como dirían en una película “ternurita”, pero en fin, tal parece que quieren ser su propio sepulturero.

Hablando de entuertos, se realizó el entierro de Juan Carnaval, dando por terminada la Fiesta de la Carne, del desenfreno y la jocosidad. Una celebración donde se vio a miles de yucatecos, bueno no tantos, como los que dice Progreso, basta con checar las tablas más sencillas de matemáticas, ¡nineoosss no abusen! Pero vimos cómo la gente se arremolinaba por todos lados buscando diversión y alegría, competencia fuerte se observó en los carnavales de la periferia, Mérida, Progreso y Kanasín, en los que se derrochó ritmo, sabor y mucha algarabía. Sinceramente me hace feliz porque sé que fue una inyección a la economía de muchos sectores y, sobre todo, que la gente salía a sonreír y disfrutar después de casi tres años de no hacerlo por la pandemia, pero después de los artistas que trajeron, ¿mare, que irá a pasar el otro año que es campaña?, ya veremos.

Lo que sí es una realidad, es que deberían de no querer ser sólo de alto pedorraje, está bien que se traigan figuras de fuera para poder atraer turistas, pero también que aprovechen para mostrar orgullosos a sus artistas locales, y mire que hay bastantes y muy buenos. Tal parece que no le dieran importancia a lo nuestro, por eso me siento muy agradecido y contento de haber tenido el alto honor de ser Rey del Carnaval de Motul.

Ese es el Carnaval más yucateco, donde el alcalde Roger Aguilar, organizó una celebración llena de alegría, diversión, fortalecimiento y orgullo por nuestra cultura para toda la gente hermosa de Motul y sus visitantes, que llegaron a este hermoso rincón de Yucatán. Las calles se llenaron de sonrisas, de gente bailando y, sobre todo, de familias disfrutando está hermosa fiesta tan esperada por los yucatecos.

Motul vivió un Carnaval como pocas veces se ha visto, superando las expectativas de la gente, que bailó jarana, disfrutó con la música tropical, la música disco, la motuleñada, la comedia regional y, sin duda, el gran entusiasmo que pusieron todos los reyes y reinas de este magno evento. Desde esta columna, aprovecho para agradecer a Dios por esta experiencia de vida y, sobre todo, a la gente de Motul por haberme brindado tanto cariño; son totalmente correspondidos, masinó que sí. 

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