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Todo parece indicar que la operación de acarreo y movilización que practicó Morena en Yucatán, de cara al proceso de renovación interna a nivel nacional, tuvo dos aspectos que no pueden ser minimizados: en primer lugar, lo que se había planeado como una operación de “máxima ocupación territorial” terminó por salirse de control al detectarse que hubo más camiones que militancia en algunas zonas que captaron escasa votación.

Lo aparatoso del operativo permitió inferir que manos externas ligadas a ex integrantes del PAN y del PRI, ahora militantes en Morena pusieron en práctica viejas mañas del pasado, muy al estilo de los años sesenta y setentas.

Sin embargo, los números no mienten: si se toma en cuenta las actas preliminares emitidas por el partido guinda tenemos que cada persona ejerció su derecho a votar dos veces. Por fórmula, por un hombre y una mujer, respectivamente. Estos datos preliminares arrojan que en el Distrito I; se obtuvo 3,413 votos; en el Distrito II; 5,444; en el Distrito III, 1,473; en el Distrito IV, 2,269; y en el Distrito V, 4,842; para un total de 17,441.

En suma, la movilización de Morena fue de poco más de 17 mil personas en cinco distritos, los cuales habrían cabido en aproximadamente 436 autobuses de 40 pasajeros. Súmele usted la torta y el juguito, entre otros gastos, más el pago de las operaciones y los guías para votar en los centros receptores, pues entonces ya estaremos hablando de un voto muy costoso que puede estar financiado por intereses inconfesables.

¿Valió la pena? Basta decir que la lentitud en el conteo de los pocos miles de votos ha sido suficiente para evidenciar que el costo-beneficio de este proceso puede salir más caro, si se toma en cuenta la molestia que causa a los verdaderos amlistas el hecho de percibir que su partido será secuestrado de manera definitiva y que los estatutos del mismo han sido pasados por alto, desde que se permitió incluir a autoridades electas en las inscripciones a consejeros estatales.

El acarreo con papelitos engrapados indicando los nombres de por quién votar, las despensas entregadas a militantes, las denuncias de que el voto se compraba a 500 pesos, los funcionarios públicos usando vehículos oficiales para “facilitar” el transporte de votantes, la policía interviniendo en la colonia México para calmar los ánimos en la mesa de votación no fueron tan espectaculares como los enfrentamientos entre militantes en Iztacalco y Coyoacán; la quema y destrucción del material electoral en Zongolica, Veracruz; Juchitán, Oaxaca; Amozoc, Puebla, y otros lugares gobernados por Morena.

De este “haiga sido como haiga sido” morenista se sacarán a las figuras que participarán en otras elecciones, pues sesionarán en congresos locales para elegir consejos estatales y éstos a su vez elegirán al Presidente, Secretario General e integrantes de 32 Comités Ejecutivos Estatales que se llevarán a cabo los días 6 y 7 de agosto.

Y en este proceso clave para la refundación del partido de cara al 2024, veremos si las tribus finalmente podrán ponerse de acuerdo, porque a nivel nacional el odio y la intolerancia entre los morenistas sigue creciendo, no se ve para cuándo parará, a pesar de la popularidad del Presidente.

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