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En Yucatán existe un rezago histórico en cuestiones de infraestructura de tratamiento de aguas residuales (AR). De acuerdo con los datos publicados por el Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas (DENUE), el Estado cuenta con siete plantas de tratamiento de aguas residuales (PTARs) en Mérida, dos en Umán y una en Progreso, muy alejada de la zona núcleo.

Durante décadas la manera más común de efectuar este tratamiento ha sido por medio de fosas sépticas, mismas que no garantizan una remoción adecuada de los contaminantes vertidos en el agua y, por consecuencia, estos terminan en descargas directas a la red de aguas subterráneas, provocando impactos ambientales en los diversos ecosistemas del Estado, poniendo en riesgo la salud pública.

Se sabe que debajo del suelo existen varios mantos acuíferos: el primer manto ya está muy contaminado y no podemos extraer agua de ahí; del segundo se habla que existe contaminación y que muy probablemente dentro de muy poco no se podrá extraer agua y se tendría que acudir al tercer manto, lo que generaría un aumento de los costos de extracción, si se contamina este último manto tendremos más problemas de los que se tienen hoy en día, ya que nuestra única fuente de agua para consumo humano en Yucatán es la subterránea.

Para obtener evidencia de la posible contaminación por falta de tratamiento aguas residuales vertidas en ambientes costeros de Yucatán, el grupo de investigadores de la Unidad Química en Sisal, conformado por el I.A. Manuel Parra (estudiante de Posgrado en Ciencias del Mar y Limnología), la Dra. Elsa Noreña, el M. en C. Ismael Oceguera y Alejandra Sánchez (estudiante de la Licenciatura en Manejo Sustentable de Zonas Costeras); utilizó cafeína como trazador químico de aguas residuales en muestras colectadas en 28 estaciones que abordan la zona marina, la ciénaga y algunos ojos de agua localizados en el puerto de Sisal.

La utilidad de la cafeína como trazador de presencia de aguas residuales de origen humano se basa en que el ser humano es la única fuente de liberación de este compuesto al acuífero, ya que es excretado vía urinaria al consumir productos con grandes cantidades de cafeína como café, bebidas energizantes, refrescos y medicamentos, ante la ausencia de cultivos de plantas con alto contenido de cafeína en la zona costera y, en general, en todo el Estado.

La determinación de cafeína se realizó por medio de extracción en fase sólida y un posterior análisis en cromatografía de gases acoplada a espectrometría de masas, detectando concentraciones de cafeína en un rango de no detectable (N.D.) a 977 ng/L.

Los resultados revelan información contundente: durante la temporada de lluvias de agosto de 2021 (fecha de colecta de muestras), el puerto de Sisal sufrió descargas de aguas residuales en periodos no mayor a 100 días tiempo en el que se degrada la cafeína en ambientes costeros. En la zona marina las concentraciones de cafeína son mucho más estables y menos riesgosas de acuerdo con otras investigaciones alrededor del mundo, estando en un rango de 6.2 a 38.6 ng/L. La zona con concentraciones elevadas requiere un monitoreo continuo para evaluar los impactos en el ecosistema de la ciénaga y los ojos de agua.

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