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Fue un antiguo investigador chino del siglo IV, de nombre Ge Hong, quien utilizó por primera vez las heces fecales de hombres sanos y preparó lo que llamó la “sopa amarilla” para tratar a sus pacientes con diarrea grave. La “sopa” se administraba por vía oral, lo que posiblemente explica el fracaso de la técnica para llegar a ser ampliamente conocida.

El primer caso reportado de trasplante de microbiota fecal fue realizado en el siglo XVII por el anatomista italiano Girolamo Fabrizi d’Acquapendente, quien lo usó en ganado. Existen referencias en el siglo XX de los consejos dados por los beduinos del desierto norteafricano a los soldados de la Segunda Guerra Mundial en cuanto a la ingesta de heces de dromedarios para tratar la disentería.

El primer uso de enemas con materia fecal en humanos para el tratamiento de la colitis pseudomembranosa se reportó en 1958, más de 500 pacientes con este padecimiento han sido tratados con microbiota fecal con una tasa de curación acumulada de 95%, según precisó la Dra. Osiris Gaona, del laboratorio de Ecología Bacteriana del Instituto de Ecología de la UNAM campus Yucatán.

Se ha redescubierto la importancia del bioma intestinal en la patología de muchas enfermedades, abarcando de infecciosas hasta inflamatorias como la enfermedad de Crohn, diabetes, obesidad, cáncer de colon, colitis pseudomembranosa, entre otras. Para el último caso se han realizado estudios con la aplicación de microbiota de individuos sanos en el tubo digestivo de pacientes con colitis pseudomembranosa ocasionada por Clostridium difficile. El trasplante de microbiota fecal tiene la finalidad de mejorar la salud de los pacientes de manera rápida, mayor éxito en curaciones y menores reincidencias. El trasplante fecal se define como la infusión de materia fecal de un individuo sano en el tracto gastrointestinal de una persona con una enfermedad específica, como el caso de la colitis pseudomembranosa ocasionada por Clostridium difficile. El trasplante de microbiota fecal ofrece una solución terapéutica de erradicación de C. difficile, a través del restablecimiento de la microbiota intestinal normal mediante la implantación de componentes “perdidos” de la materia fecal desde un donador sano. Con una curación estimada en 100%.

La microbiota intestinal y los trastornos metabólicos como son la diabetes y la obesidad, se reconocen como piezas claves que conectan genes, medio ambiente y sistema inmunológico a través de varios mecanismos como el predominio de bacterias como los firmicutes, que degradan polisacáridos indigeribles optimizando así la materia prima (sacáridos y ácidos grasos de cadena corta) permitiendo su absorción y obteniendo más energía. Estos generan metabolitos activos que regulan la cadena hidrocarbonato-lipídico. Elevando el sistema endocanabinoide para la regulación del apetito e impacto en el factor adiposo inducido por el ayuno bajando así el almacén adiposo y hepático de grasas y regulando la secreción de pépticos.

La colonoscopia tiene la ventaja de evaluar la mucosa en el colon, la gravedad de la enfermedad y la exclusión de otra patología coexistente, además, el uso de la preparación intestinal que se realiza para la colonoscopia y previo al trasplante mediante polietilenglicol, ayuda en el “lavado” de la microbiota del huésped y facilita “la implantación” del trasplante. 

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