El antiguo negocio de los sindicatos

Gínder Peraza Kumán: El antiguo negocio de los sindicatos.

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A la vista del fin de semana dijimos “sabadito alegre, domingo de paseo y el lunes vuelta a la realidad”. La realidad de hoy, día 23, incluye la jornada electoral interna de la Sección Yucatán (VI) del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social. Los responsables del funcionamiento correcto de la institución no nos dijeron, o al menos este servidor suyo no se enteró –porque pudieron haber pegado un cartel de aviso en cualquier parte–, si los servicios de salud se van a prestar normalmente, o habrá que atenerse a los de urgencia. Esta omisión merece desde luego una tacha.

Algunas personas nos aseguran que ellas sí vieron en las clínicas, cuando acudieron a consulta, carteles que avisaban sobre las elecciones del Sindicato del IMSS, pero aunque esto fuera cierto, ¿por qué parece que todo se hace en sigilo, como para que no se enteren muchos y así evitar que puedan surgir protestas? ¿De dónde salieron los siete candidatos a secretario general de la Sección Sexta (Yucatán) del Sntss, a quién representan y quién los financia? Porque nosotros escuchamos a por lo menos uno de esos siete decir que harán su mejor esfuerzo para agradecer el apoyo monetario que reciben. Y uno de ellos insistió en la importancia que tiene vigilar de cerca la bolsa de trabajo del instituto... “¿Ahí está el billete?”, preguntaría un mal pensado.

El IMSS Yucatán puede tener muchas carencias en cuanto a médicos especialistas y medicamentos, pero el esfuerzo que aportan las doctoras y los doctores a menudo rebasa incluso las expectativas de los pacientes y sus familiares. En el personal médico hay especialistas que dividen su tiempo trabajando, por ejemplo, en las mañanas en el IMSS y en las tardes en el Issste, y todavía sacan un tiempito para atender en su consultorio particular. Y no hacen ese esfuerzo para acumular dinero a fin de vivir como pachás apenas alcancen los 50 años de edad, sino al contrario: dobletean y hasta tripletean porque los sueldos en las dependencias del Gobierno Federal están “deprimidos” (usando un término que no vaya a ofender a nadie).

Desde hace muchos años sostenemos que en México la gran mayoría de los sindicatos (porque hay algunas rarezas o excepciones) no sirven para lo que fueron ideados: En vez de trabajar para que cada empleado mejore cada día más su desempeño, y el mejoramiento en calidad y cantidad de la mano de obra se combine con una creciente inversión de los empresarios, de manera que todos se beneficien, las agrupaciones son dominadas por líderes avariciosos y corruptos (que son capaces incluso de heredarle el cargo a uno de sus familiares, como si fuera su propiedad), que a lo largo de los sexenios han hecho de la venta de plazas sindicales un sucio negocio que, al parecer, hasta ahora a nadie le interesa perseguir y acabar con él.

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