Las canas de la Revolución

Héctor López Ceballos: Las canas de la Revolución.

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AMLO se salvó una vez más de una llamada de atención directa por parte del Instituto Nacional Electoral: en comisiones se desechó la idea de reprocharle al Presidente que insista en meterse en los procesos electorales del país, primero por impulsar a sus “corcholatas”, y luego por exhibir y denostar a los “posibles candidatos” de la oposición para el proceso electoral federal de 2024. Para el INE, como López Obrador no especificó a qué proceso electoral se refería, no hay sanción alguna. ¿Tendrá que ver con la renovación de consejeros del Instituto garante de estos procesos?

Lo que es cierto e innegable, es que el Presidente de la República utiliza recursos del Estado para promocionar su figura y, peor aún, la de sus posibles sucesores, especialmente la de la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México. El que promocione su propia persona puede ser una simple -y muy costosa para los contribuyentes- muestra de ego y megalomanía. Pero que use medios del Gobierno -que en teoría debe mantener una postura neutral ante los actores políticos diversos- para impulsar a una figura en específico, diciendo que puede ser su sucesora, es un grave y duro golpe contra la democracia.

Verá usted; el Gobierno Federal no debe ser una extensión de un partido político, sino el vehículo que haga posible cumplir los fines que motivan la existencia misma del Estado, respetando la pluralidad de las entidades federativas. Cuando López Obrador llegó al poder -además de durante los doce años de campaña que tuvo-, aseveró que su Gobierno sería distinto al del PRI hegemónico, al del partido de Estado. Sin embargo, vemos cada mañana cómo con dinero público se ataca a partidos y actores políticos que no se subordinen ni pacten con el oficialismo, al mismo tiempo que se impulsa a una candidata (o más candidatos, a veces) para la Presidencia de la República desde un año antes de que se realicen las elecciones respectivas.

Es decir, Obrador y el oficialismo utilizan incluso el dinero proveniente de los impuestos de personas que no comulgan con ellos para hacerles la guerra y afianzar políticamente su movimiento. Sí, es cierto que la oposición -si es que hay tal cosa- en México no ha tenido el mejor historial durante sus años de Gobierno, pero también es cierto que una “transformación” no puede basarse en que “el PRI robó más”.

La promoción de ciertas personas -y el denuesto de otras- durante las mañaneras de AMLO resulta una afectación directa al sistema democrático mexicano, en donde el Gobierno debe dedicarse a gobernar para todos, y no a debilitar a los actores y partidos contrarios. ¿Se acuerda cuando el partido hegemónico lo hacía? ¿Se acuerda cuando AMLO acusaba a Fox de intervenir directamente para impedir que llegue a la presidencia o cuando se fabricó la campaña de que López Obrador era un peligro para México? Entonces, ¿qué diferencia hay ahora?, ¿no que no eran iguales? Conductas análogas y morales distintas. A la Revolución le salieron canas muy deprisa y se convirtió (en parte) en lo que alguna vez juró destruir.

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