Marcelo Ebrard quemó sus naves el pasado 16 de agosto. Al menos así pareció durante su conferencia a la prensa en donde realizó serias acusaciones en contra del Gobierno Federal, de Morena y de Claudia Sheinbaum.

Hay quien sostiene que el ex canciller está preparando su salida del oficialismo en búsqueda de abanderar la oposición o, cuando menos, hacer daño desde Movimiento Ciudadano. No concuerdo en absoluto con esas, por demás imaginativas y simplistas visiones.

Marcelo Ebrard es un hombre de amplísima trayectoria política. De hecho, y aunque no lo reconozcan los obradoristas, Ebrard tiene más experiencia en el servicio público que Andrés Manuel. Desde muy joven incursionó en puestos importantes del aparato gubernamental y partidista (sí, del PRI; el mismo partido del que salió AMLO). López Obrador, por el contrario, apenas está ocupando su tercer puesto en el Gobierno. Es astuto, experimentado, y por eso creo más bien que estamos ante una estrategia puramente electoral del único pre-pre-candidato que ha sucedido a Obrador en el poder.

Verá usted, la protesta de Marcelo sirve para varias cosas: 1). Le permite tener una presencia mediática importante; al protestar en contra de irregularidades en el marco de la contienda interna de su propio partido, Ebrard se vuelve el foco de atención durante varios días y quizás semanas. Incluso invade la agenda de sus compañeros, pues los periodistas enfilan sus preguntas principalmente a este tema. 2). Al decir que esta competencia únicamente está entre él y Claudia, lo que se busca es crear en el público la percepción de que votar por cualquier otra alternativa es desperdiciar su participación en la encuesta que levantará Morena. Es probable que quienes siguen a Monreal e incluso a Manuel Velasco prefieran usar su “voto” para apoyar al ex canciller. En una contienda tan cerrada, la suma de dichos simpatizantes puede hacer una diferencia. Eso sin contar que, en algún escenario, quizás uno que otro “corcholato” decline en favor de Marcelo. 3). La denuncia pública da a Ebrard la apariencia de apego a la norma y de que hay una maquinaria apoyando ilegalmente a otra persona. El uso de recursos públicos en procesos electorales (incluso los partidistas) es un delito que el propio AMLO se encargó de volver grave y meritorio de prisión preventiva oficiosa. ¿Están usando recursos públicos los simpatizantes de Claudia? Al menos varios periódicos y actores políticos han atestiguado acarreos y usos incorrectos de los programas sociales. Esto puede deslegitimar la campaña de Sheinbaum al menos entre un sector de la militancia morenista y ante gran parte de la opinión pública no simpatizante.

No, Marcelo no está planeando su salida de la contienda o de Morena. Sin embargo, que el partido, su militancia y quizá el propio Gobierno lleguen a romper los acuerdos sí es razón digna y suficiente para dar la espalda a una posible imposición oficialista. Habrá que seguir de cerca a las casas encuestadoras de elegir al virtual próximo presidente de México, y de la metodología específica utilizada en la elección de la muestra y el levantamiento y procesamiento de la información.