Temporada húmeda en Yucatán
Hortensia Rivera Baños: Temporada húmeda en Yucatán.
Salir a la calle y llevar la sombrilla era parte de la rutina que teníamos hace unas semanas para protegernos de los fuertes rayos solares que nos estaban descontrolando la vida y, por qué no decirlo, hasta la salud.
Los mexicanos nos ganamos la fama de dejar todo para última hora, sin embargo, la lluvia no preguntó: si ya impermeabilizamos los techos, si destapamos los sumideros y las coladeras, si cambiamos las botas aguas de las puertas, si le dimos mantenimiento a los aires acondicionados que aguantaron estoicos esta temporada de calor. Las fuertes lluvias nos sorprendieron de tal manera que todavía estamos recuperándonos de los golpes de calor, llegaron, es verdad, y abrieron esa brecha entre la desidia y las inminentes inundaciones.
Y hablando de inundaciones, necesitamos hacer conciencia de la basura que generamos. Con estos primeros aguaceros se evidenció lo sucia que tenemos la ciudad. Recordemos que no contamos con drenaje en Yucatán por el tipo de suelo. También recordemos que la gran mayoría de las casas utilizan fosas sépticas o sumideros que envenenan el agua si no se les da mantenimiento y rebosan con las precipitaciones como las que se han dejado sentir en el inicio de la temporada pluvial. Por otro lado, las coladeras que hay en la ciudad están completamente llenas de basura, la ciudad no se ensucia sola, al parecer no tenemos la cultura de la limpieza.
Es verdad, estábamos pidiendo que llegaran las lluvias, pero también es cierto que para recibir esta temporada la tenemos que acoger con medidas adecuadas que nos beneficien y no nos perjudiquen, justamente lo que estamos padeciendo en este momento, siendo que apenas comienza la temporada.
Y los que están verdaderamente rebosantes de verdor, son los árboles que tienen una danza muy particular con los aguaceros de junio. Recordemos que los parques públicos estaban en una etapa verdaderamente preocupante de abandono. Muchos de los jardines que adornan la ciudad y la llenan de frescor, estaban viviendo una pesadilla porque no había quien les suministrara el riego diario en la temporada de sequía, el agua, llegaba -irónicamente- a cuenta gotas, o algunos de plano no se les regaba. Los árboles más veteranos aguantaron imperturbables la sequía, otros no lograron soportar la resequedad por falta de agua y cayeron irremediablemente con el primer temporal y, aquellos pequeños, que sólo fueron sembrados y olvidados murieron sin dejar rastro.
Llegó la temporada húmeda a Yucatán, y con ella también debe llegar la conciencia de los ciudadanos que habitamos y transitamos las calles, mantengamos limpia la ciudad donde vivimos y dejemos de echar culpas y hagámonos responsables de los que nos toca, ya que como dice Tom Barret: “Si la lluvia arruinó el picnic, pero salva la cosecha de un granjero, ¿quiénes somos nosotros para decir que no debe llover?”