Una habitación propia
Hortensia Rivera Baños: Una habitación propia.
Buscando entre anaqueles de una librería de la ciudad, me topé con una joya de Virginia Wolf: Una habitación propia. Ensayo basado en dos conferencias impartidas en octubre de 1928 en la Sociedad Literaria de Newham y la Odtaa de Girton, Colegio para Mujeres en Cambridge.
-“Pero me diréis, le hemos pedido que nos hable de las mujeres y la novela. ¿Qué tiene que ver una habitación propia?”. De esta manera da inicio el tan aclamado ensayo. La idea principal del texto es que la mujer debería tener 500 libras en el bolsillo y una habitación propia. Si partimos de la idea metafórica; la habitación propia es la libertad de pensamiento y, esas 500 libras (de esa época) en el bolsillo nos dan la libertad de movilización, de poder ir y venir sin que tengamos que pasar cuentas a nadie, liberalidades que históricamente han sido el gozo de los hombres. Pero cómo podía una mujer sentarse a leer, escribir, si primero necesitaba ocuparse de los demás, olvidarse de ella misma y ser madre, hija, esposa y después, si los restos del tiempo lo permitían, masticar unas cuantas letras.
En este transcurrir por las letras de Woolf, menciona que la falta de mujeres en la ficción literaria es debido al menoscabo de oportunidades, y no a la ausencia de talento. Por otro lado, un punto muy importante que toca Woolf es como los hombres, los cuales gozaban del derecho de educarse y crecer intelectualmente, han retratado a la mujer en la literatura clásica, bajo la lupa de sus prejuicios, la literatura clásica está llena de este referente marginal.
Las mujeres carecen de identidad si el hombre no se las otorgaba, así que, bajo esta premisa del patriarcado, la mujer era retratada como una esposa, una hija, una madre, que bajo ninguna circunstancia tenía la capacidad de destacar, y mucho menos gozar de una independencia económica. El ejemplo que pone Virginia sobre una hermana ficticia de William Shakespeare, es muy claro: esta hermana también tiene talento, el mismo audaz y brillante talento que su hermano, sin embargo; no importó el talento, ni la brillantez intelectual de este personaje, porque su condición de mujer la marginó y la sepultó en la locura y en los rincones negros del suicidio.
Y es que a lo largo de la historia, mujeres talentosas han tenido que ocultar su identidad, hacerse pasar por hombres para poder ser publicadas y leídas. Al final de este ensayo, Virginia Woolf motiva a las estudiantes a que no dejen de escribir, que escriban todo tipo de libro para que estos sean parte del legado de la humanidad, que vivan sus vidas en libertad y para que todo esto sea posible, las mujeres necesitamos un cuarto propio y libertad económica.
Un ensayo inspirador que nos invita a reflexionar sobre esas mujeres, de distintos países, de entornos lejanos o tal vez más cercanos de lo que pudiéramos pensar, que siguen encerradas en las páginas de este libro.
Virginia Woolf nació en Londres el 25 de enero de 1882 y falleció el 28 de marzo de 1941, considerada una de las más importantes exponentes del vanguardismo moderno anglosajón del siglo XX y del feminismo internacional, escritora de novelas, cuentos y obras teatrales.