Abrazos sin balazos: la singularidad yucateca

Hugo Espósitos: Abrazos sin balazos: la singularidad yucateca.

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La frase “Abrazos no balazos” ha generado una intensa polémica en la sociedad; sin embargo, aquí no tiene el mismo peso, los yucatecos no vivimos lo que el resto del país. El caso singular de Yucatán es que todavía no hay balazos; los yucatecos tenemos la paz tatuada en el ADN. Es el único Estado donde todavía estamos a tiempo, pero no nos queda mucho.

Independientemente de nuestra opinión personal, el proyecto de seguridad pública basado en “abrazos no balazos” está aquí para quedarse y será la forma en la que sociedad y gobierno enfrentarán al crimen organizado y los retos que éstos representan. Haciendo una labor de conciencia y reconciliación, me doy a la tarea de encontrar los “cómo sí”.

Se discute el tema de que la inversión multimillonaria en armamento, equipo e inteligencia para combatir frontalmente a la delincuencia organizada aparentemente no ha dado resultados, o al menos no los esperados; por esto es necesario buscar una nueva manera de enfrentar el problema.

El contexto del crimen organizado
El crimen organizado históricamente ha echado raíces en el resquebrajamiento del tejido social. El crimen organizado y las adicciones crecen en esas grietas que van dejando la falta de atención a la comunidad, la falta de atención a la convivencia, el debilitamiento de la familia y las carencias emocionales de los individuos. Ahí crecen las adicciones y la delincuencia, que también encuentran tanto sus clientes como sus sicarios entre estas personas, entre las personas que de alguna manera han quedado apartadas de la sociedad y de la sana convivencia. Aquellas personas que tienen resentimientos sociales buscan salidas fáciles a su problemática. Por un lado, la persona que carece de relaciones sociales sanas es más propensa a las adicciones; por otro lado, aquellas que crecen con resentimiento social, pensando que su comunidad ha sido injusta con ellas, también tienen más propensión tanto a las adicciones como a las conductas de riesgo. En ambos casos es más fácil que caigan víctimas del crimen. 

El poder de abrazar a la comunidad
El tejido social en nuestro Estado todavía es fuerte; la paz que se vive en Yucatán está construida sobre él. Pero los síntomas de resquebrajamiento están empezando a aparecer: los indicadores de adicciones, violencia y suicidio están aumentando. Es precisamente en este momento cuando debemos reforzar la estructura social de nuestras comunidades.

Una de las maneras más efectivas es protegiendo a las nuevas generaciones contra la influencia del crimen organizado. El desarrollo de la empatía y de las habilidades sociales, tanto entre los infantes y adolescentes como entre los cuidadores y docentes, genera un cambio positivo en la estructura social de las comunidades. Está comprobado que el desarrollo de estas herramientas tiene un impacto directo en la disminución de las adicciones, la violencia y el suicidio.

Cómo sí funciona
Reconstruyendo el tejido social con una intervención en la salud mental de los individuos y la sociedad. Promoviendo la empatía y desarrollando habilidades sociales positivas entre infantes, adolescentes, cuidadores y docentes, lo que reduce la agresión y fomenta una cultura de paz.

La creación de espacios seguros, tanto físicos como emocionales, donde se realicen talleres y actividades artísticas, deportivas y comunitarias, refuerza el sentido de comunidad y las habilidades emocionales. Además, capacitar a los cuidadores y educadores en técnicas de crianza con ternura y aprendizaje significativo es crucial para que puedan brindar un apoyo efectivo y guiado a las juventudes.

Impacto en la prevención de adicciones y delincuencia
La salud mental tiene un impacto directo en la disminución de las adicciones, la violencia y el suicidio. Fomenta la cultura de la paz y refuerza el tejido social de las comunidades. De esta manera, tenemos jóvenes que toman mejores decisiones de vida, tenemos adultos que los acompañan de manera asertiva en su desarrollo y les brindamos tanto los espacios físicos como las actividades necesarias para que crezcan y se desarrollen lejos de la delincuencia y la violencia. Es de forma integral que conseguiremos construir una verdadera Cultura de la Paz.

En resumen
Es evidente que las acciones que sólo incluyen el combate frontal al crimen organizado no son suficientes. “Abrazos no balazos” puede ser una estrategia poderosa si se entiende correctamente.

No se trata de mostrar debilidad frente a los delincuentes, sino de fortalecer a la sociedad desde sus bases. Abrazar a las infancias, adolescencias, cuidadores y educadores es abrazar el futuro de la comunidad.

Es crear, en nuestro estado, un blindaje permanente contra los balazos.

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