Cómo combatir la mortalidad materna

Ivette Laviada: Cómo combatir la mortalidad materna.

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De un tiempo para acá vemos que hay un inusitado interés para que el aborto sea aprobado o despenalizado en los distintos estados de la República, esto no es privativo de México, el modelo se repite en América Latina.

Lo paradójico del caso es que muchas veces justifican esta petición diciendo que con ello se evitarían las muertes maternas, como si la mayoría de ellas se tratara de muertes por abortos clandestinos, cuando las estadísticas oficiales revelan otros datos que difieren de la información que difunden.

Un estudio realizado por universidades de Chile y Estados Unidos, liderados por el Dr. Elard Koch, director del Instituto Melisa, investigador epidemiológico molecular, concluye que la reducción de la mortalidad materna se debe a factores como el incremento del nivel de educación académica y el acceso a los servicios de salud.

La investigación “Women’sEducation Level, Maternal Health Facilities, Abortion Legislation and Maternal Deaths: a Natural Experiment in Chile from 1957 to 2007” o bien “Educación de la Mujer, Servicios de Salud Materna, Legislación del Aborto y Muerte Materna: un experimento natural en Chile entre 1957 a 2007”, analiza 50 años de estadísticas y compara factores relacionados con los fallecimiento, tales como educación, ingreso per cápita, tasa de fertilidad global, orden de nacimiento (si se trata del primer o segundo hijo), suministro de agua potable y atención del parto por personal capacitado en ocho países.

Otros rubros analizados fueron el efecto de las políticas públicas sobre la mortalidad materna, las intervenciones históricas educacionales y de salud materna, así como la legislación que prohibió todo tipo de aborto en Chile.

El ejemplo de Chile no es algo que debiéramos pasar por alto, ya que es el país con menos muertes maternas por cada 100,000 habitantes (13) y aun cuando grupos proaborto han criticado duramente a esa nación por no permitir el aborto, la evidencia demuestra que la prohibición no incrementa la mortalidad materna; ahí se ha combatido exitosamente por otros medios, principalmente la educación: a un mayor nivel educativo, las mujeres se encuentran mejor capacitadas para utilizar mejor los servicios de salud.

En 1957, en Chile la escolaridad de la mujer era de 3.5 años en edad reproductiva, en tanto que 50 años después se elevó a 12 años, garantizaron a su vez acceso universal a la mejora de salud materna, personal de salud certificado, nutrición complementaria para embarazadas y para sus hijos en centros de atención primaria y secundaria, unidades de emergencia obstétrica y servicios como agua potable entre otros.

Cuando sabemos que las muertes maternas se producen por razones muy distintas al aborto, como son la eclampsia, hipertensión, hemorragias, obstrucción del parto, placenta previa o la incompatibilidad sanguínea entre la madre y su bebé; así como aquellas que no son de origen obstétrico, como diabetes, obesidad o enfermedades cardiovasculares, nos damos cuenta que debe haber un decidido apoyo del Gobierno para poder abatir este y otros problemas.

La triste noticia es que México está empeñado en negar el verdadero apoyo a las mujeres, pues han cancelado las escuelas de tiempo completo con lo cual adiós educación y nutrición a los hijos, y la deficiente educación y servicios de salud no garantizan la llegada de las nuevas generaciones; para ellos es mejor exterminar a los bebés por nacer que darles todo lo que necesitan; el aborto es la respuesta de un estado fallido.

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