Machetazo a un goliat de la salud

Jacinto Herrera León: Machetazo a un goliat de la salud.

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Ya está amaneciendo y no pude conciliar el sueño ante una reciente noticia que, cual dominó, desencadenó emociones que me atribulan. Nada tiene que ver con el trabajo, presiones o sinsabores, donde las cifras estadísticas, cambios climáticos o enfermedades de la temporada están a la orden del día. Por si fuese poco, como aderezo a la carga emocional destacada, estamos en tiempos de cierre sexenal, que desata extensa nebulosa que caracteriza a la incertidumbre, trayendo aparejado ingente cantidad de comentarios y suposiciones que hubieran, sin duda, puesto en jaque al magnificente desaparecido Stephen Hopkins.

Regresando a mi insomnio que allende lo laboral, les comparto mi zozobra ante noticia incierta que un buen profesionista, pero, sobre todo compañero de trabajo me confiara. Pueden imaginarse de qué hablo; me refiero a ser víctima de una jugarreta de la vida, cuando de enfermedades entre médicos hablamos y de sus alcances, aún la ciencia médica no nos garantiza conocimiento absoluto, ni tratamiento confirmado.

Un goliat como médico tenaz, audaz, con defectos y virtudes, pero ser humano y luchón como pocos. Cuando algún amigo, compañero, colaborador o profesional es víctima de enfermedad, me cuestiono sobre nuestra fragilidad, más allá de la fuerza, dureza y certeza del cotidiano actuar. ¿Acaso no existe condescendencia divina para quienes todos los días se la rifan por salvar vidas humanas? ¿Acaso no existe indulgencia alguna por tantos años de estudio, sacrificio personal y familiar? No soy nadie para cuestionar, pero sí soy alguien para sentir y expresarme. No puedo estar impávido ante la facie acartonada e inexpresiva, trastocada por estocada de un coloso de cuyos orígenes poco sabemos, y se mofa de nuestra ignorancia.

En el último mes he conocido del dolor interno, en piel ajena. Sí señores, sigo siendo un romántico que olvida cualquier rencilla o fricción, si de una vida hablamos. La creación divina más perfecta sucumbe tarde o temprano y, sin titubear lagrimo, en el silencio de la fría oficina y aprovecho orar por el milagro. Claro que sí, por si tienen dudas, no hay galeno que no crea en un ser superior y divino. Los milagros existen, distantes a los “sabiondos y egocéntricos científicos de esquina”, que mueren buscando respuestas con teorías que se difuminaran tras el chasquido de los dedos.

Amigo, aquí estoy, no estás solo. Te acompaño en este temporal y doloroso transitar, mientras la ciencia médica decide. He sobrepuesto cualquier defecto, sobre la virtud y el beneficio colectivo; te he exigido porque puedes dar más de lo que pido. Creo en la nueva generación con chapa a la antigua. Te espero de regreso con nuevas noticias, para continuar construyendo ese proyecto que beneficiará y enaltecerá nuestra transición generacional, la cual está corriendo contigo a la cabeza. No me defraudes, te necesito hoy más que nunca. Aquí estaré.

Lo más leído

skeleton





skeleton