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Efectivamente, nos estamos volviendo a nivel nacional uno de los estados que destacan por su porcentaje arriba de la media nacional de pobladores considerados adultos mayores. Sin duda, esto nos lleva a plantearnos múltiples incógnitas, sobre los riesgos de este grupo que se ve amenazado hoy más que nunca por el desempleo, enfermedades crónico-degenerativas y su red de apoyo familiar menguada, por tan solo citar. Contrariamente, tan solo unos cuantos gozan de poder adquisitivo, sector salud eficiente, seguro de gastos médicos o familia que realmente vea y cuide integralmente de ellos.

Pongámonos en los zapatos de estos adultos mayores cuando vienen arrastrando y paulatinamente desgastando de forma acelerada ese cuerpo con más de seis décadas, máxime si por cualquier circunstancia no fue atendido a pesar de la difusión de medidas preventivas. Poca gente tiene conciencia de su potencial vejez e inevitable mortalidad, sino hasta después de los 50 años.

¿Pero qué sucede cuando nos enfrentamos a esos problemas que llamamos crónicos? No hay que ser adivinos, sentimos que el mundo se acaba y más de uno, en mis 30 años de médico, se ha desplomado emocionalmente al saber que tienen diabetes, artritis, hipertensión o cáncer.

Pues te comento que el saberse “atrapado” por una dolencia crónica produce grave distorsión de la vida y, cual tentáculo, alcanza las áreas personal, familiar, laboral y social. Los síntomas son abigarrados y van desde el malestar, miedo, depresión, agresividad y pérdida de comunicación con la familia; hasta el aislamiento social y deterioro del nivel socioeconómico.

Por otro lado, quienes rodean al doliente, abonan comentarios que poco ayudan para su recuperación. No falta quien exprese: “¡así le pasó a sotanito y mira, se murió hace dos meses!”, o, “¡te lo dije, debiste hacerte unos análisis!”; tan solo por citar.

Nuestra reflexión trata de enfatizar que el abandono, la desidia, el poco interés o autoestima, son los peores compañeros de las enfermedades. Modernos hábitos alimenticios, el consumo de sustancias adictivas, la falta de ejercicio, el sedentarismo y estrés, no sólo son capaces de modificar la salud orgánica del cuerpo humano, sino que erosionan nuestras actitudes y modifican la percepción de la vida.

Por todo ello, este es el momento de dar un giro a tu estilo de vida. Es importante que primero te quieras para poder querer a los demás, abandona esos aires de perdonavidas y posturas egoístas que te hacen pensar que puedes hacer con tu vida lo que quieras. Somos parte de un engranaje, en donde todas las piezas -por pequeñas que sean- son indispensables para mantener el funcionamiento exacto y positivamente evolutivo de la humanidad.

Cual colofón, te seguiré recomendando la práctica de ejercicio diario, alimentación prudente y guiada, amén de revisiones o chequeos médicos periódicos. Ocúpate de tu salud, es una exigencia obligada.

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