Los términos literarios de un escritor modesto

Jaime Méndez: Los términos literarios de un escritor modesto.

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Antes de iniciar esta relación de términos, me atreveré a compartir el mejor consejo para quienes pretenden dedicarse al oficio maravilloso de “escribir”; se lo escuchamos al maestro Roldán Peniche Barrera en una charla de café: “Leer hasta atragantarte”, fue su expresión mientras se retiraba con un libro bajo el brazo…

¡Santa Tecla!: expresión literaria cuando el editor te da el presupuesto de tu próximo libro.

¡Ta mare!: expresión yucateca cuando después de corregir 17 errores, en el texto final aparecen 8 más.

“No existe el libro perfecto, todos traen errores”: frase que no falta en boca del editor cuando al final de imprimir tus 100 libros detectamos algunos errores ortográficos.

“Ejemplar de cortesía”: frase fatídica que implica regalar 80 libros y vender 20.

“Lo hago por pasatiempo”: frase que oculta tremenda frustración al ver que nadie compra tu libro.

“Bestseller”: sueño de una noche de verano en la isla de Utopía.

“Pasta dura”: cuando te duele soltar más “pasta” para mejorar tu libro.

“Prólogo”: escrito breve para lectores haraganes.

“Índice”: cuando señalas con orgullo y dices “ese es mi libro”.

“Bellamente ilustrado”: cuando pretendes llegar a públicos adolescentes y/o infantiles.

“Siglo de oro”: intervalo de tiempo mientras logras escribir una novela.

“Cuento”: fogueo para la novela.

“Novela”: “opus magnum”.

“Presentación literaria”: método de publicidad gratuita.

“Corrección de estilo”: cuando tu libro tuyo de ti, necesita que otro externo de afuera, lo corrija.

“Nueva edición”: ¡fue un éxito tu libro!, o nadie se acuerda de él.

“Posteridad”: polvo acumulado en tu edición desconocida.

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