Iglesias evangélicas, posmodernidad y sociedad (IV)

Joed Amílcar Peña Alcocer: Iglesias evangélicas, posmodernidad y sociedad (IV).

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Las iglesias evangélicas en México necesitan reflexionar profundamente sobre la forma en la que desean impactar en la realidad a la que están llamadas a brindar servicio, eso implica una apertura al diálogo entre todos los demás actores sociales que intervienen en la formación de opinión, valores y actitudes. No obstante, en los últimos meses el discurso que más avanza en algunos sectores evangélicos es el de la separación. Existe un claro origen para este nuevo discurso: las Nueva Escuela Mexicana, concretamente los nuevos Libros de Texto Gratuitos. Desde las iglesias evangélicas se ha estigmatizado, desde una evidente desinformación y descontextualización, el contenido del material didáctico para el sistema de educación pública.

En un podcast entre líderes de una de las denominaciones evangélicas más grandes de México se mencionó que “se dice” que los contenidos de la Nueva Escuela Mexicana poseen ideología marxista, marxismo colonial (sic) o neo-marxismo. Uno de los participantes ofreció una definición muy ecléctica del marxismo: posee un método hermenéutico basado en la observación social, se basa en la identidad de género y sobre ella quiere construir nuevas estructuras sociales para derribar al cristianismo, como su método es de observación en consecuencia se observará a la sociedad influida por el marxismo y eso validará sus ideas sobre el género, hasta el punto de convalidar la modificación corporal y abrir la puerta a la nueva antropología basada en el marxismo cultural.

El marxismo como doctrina económica no se basa en la observación social, ya que no es un tipo de etnografía. El marxismo cultural pasa más por una teoría de conspiración que por una realidad, ya que el marxismo no integró a la cultura en su método de análisis. La base del marxismo es la lucha de clases, las estructuras que están alrededor del sistema de producción y sus actores, la teoría de género es algo que no pasó por la mente de Marx. Hablar de un posicionamiento marxista vinculado a una bioética o la corporalidad es llevar las ideas del pensador alemán a donde él nunca llegó. Valdría la pena diferenciar entre el marxismo de Marx y las interpretaciones posteriores que, en el debate académico son entendidas como eso: interpretaciones, unas más moderadas o radicales que otras. Es así que el neo-marxismo existe, pero no es precisamente el marxismo que movió a la intelectualidad de izquierda del siglo XIX y XX.

Esto podría ser algo claro para varias iglesias evangélicas, pero no lo es, el que no lo sea es un signo más de la distancia que existe entre sus cuerpos eclesiásticos y una parte de su membresía. Existen evangélicos practicantes dedicados a la academia, a la docencia en sus aspectos teóricos y prácticos, a los estudios sociales, pero ninguno de ellos es parte de ejercicios de diálogo que lleven a un posicionamiento informado.

¿Cómo ser relevantes si la discusión o la reflexión no existen al interior? (Continuará).

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