¡Abogados del mundo, uníos!

José Luis Ripoll Gómez: ¡Abogados del mundo, uníos!.

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Por decreto presidencial de Adolfo López Mateos, desde 1960 se celebra el Día de Abogado. La idea surge porque en el siglo XVI, en particular un 12 de julio de 1553, se impartió la primera clase de derecho en una universidad, en la Real y Pontificia Universidad de México. Es decir, el día del abogado en nuestro país se inicia en referencia a una actividad de enseñanza del Derecho. En muchos países de América Latina no es una fecha de conmemoración generalizada. En varios de ellos se celebra en fecha diferente. En Yucatán existen diversas asociaciones de profesionales del derecho. Nos hemos fragmentado demasiado, apelando al principio constitucional de libre asociación. Esto, lejos de fortalecer al gremio, nos debilita si tomamos en cuenta “el manoseo” político que ha sufrido el corporativismo en México, en muchos casos pervertido por los hombres del poder, al grado de ser una manera del control de grupos. Es decir, de “asociaciones a modo” para simular en la socialización de temas ciudadanos. Son pocas las asociaciones de abogados verdaderamente libres y “sin compromisos” con el poder.

Históricamente los cambios tecnológicos han modificado las relaciones humanas. Las máquinas transformaron para bien o para mal las actividades humanas. Aunque en forma un tanto rezagado el Derecho ha tenido que adaptarse para dar respuesta a las nuevas realidades del mundo actual.

Los mandamientos del abogado de Eduardo J. Couture hoy parecen más lógicos que cuando en forma romántica los propuso por primera vez. Estudia, piensa, trabaja, lucha, sé leal, tolera, ten paciencia, ten fe, olvida y ama tu profesión. ¿Qué profesionistas no admitirían estas características? Les queda a todas, no son únicas y exclusivas para el abogado.

Los retos para el abogado del mundo actual son varios: ser un buen comunicador. Ante un mundo interconectado, los abogados modernos debemos ser excelentes comunicadores. Saber presentar al juez o ministerio público los elementos de beneficio para la causa del cliente. En el caso de abogados funcionarios públicos deben saber presentar los argumentos tanto escritos como orales de cualquier asunto que se les plantee. El abogado de hoy debe saber investigar. Poner en acción los dos lóbulos cerebrales, donde mora la intuición y donde reside la razón y el orden. La primera es, “me parece”, la segunda, el dato duro que nos proporciona la ciencia.

Los juristas deben ser excelentes analistas. Tener los conocimientos suficientes para desde el planteamiento analítico sacar conclusiones válidas. Desde luego que esta característica conlleva ser un voraz lector de libros, periódicos, leyes, jurisprudencias, sentencias, resoluciones y cualquier documento que se vincule al problema del hombre en sociedad. No olvidemos que el derecho esta donde están los hombres. El náufrago de Daniel Defoe no necesitó derecho, sino hasta que llegó “viernes.”

Los abogados de la actualidad deben ser conocedores de la tecnología, aunque esta peculiaridad es también para muchas profesiones; deben saber de contratos electrónicos, firmas electrónicas, las tendencias legaltech, los ebooks y los software que se necesitan para ejercer con éxito la profesión. Incluso utilizar redes sociales. En fin, los retos son varios. Si nos colegiamos en beneficio de nuestro gremio nos fortalecemos ante una sociedad cada vez más demandante. ¡Abogados del mundo, uníos! 

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