“El pelado” y el valemadrismo

José Luis Ripoll Gómez: “El pelado” y el valemadrismo.

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Aun cuando el “pelado” mexicano sea completamente desgraciado, se consuela con gritar a todo el mundo que tiene “muchos huevos” (así llama a los testículos). Samuel Ramos, El perfil del hombre y la cultura en México

El 9 y el 12 de agosto se conmemoraron dos días internacionales de relevancia: de los Pueblos Indígenas, y de la Juventud, respectivamente.

Samuel Ramos Magaña fue un filósofo mexicano que nació a finales del siglo XIX y falleció al inicio de la segunda mitad del siglo XX. Fue director de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y uno de los más influyentes autores cuando de filosofía de lo mexicano se trata. El premio nobel de literatura Octavio Paz hace referencia a él en El laberinto de la soledad. La obra más conocida de Ramos es El perfil del hombre y la cultura en México.

Aunque el México que describe Ramos es diferente al de hoy, todavía podemos encontrar algunos de los mismos fenómenos sociológicos que narra en su obra. En primer lugar, sostiene que los mexicanos nos autodenigramos e imitamos. Este sentimiento nos ha llevado a la conciencia social de inferioridad étnica, motivada por la influencia y autobúsqueda de lo europeizante.

En Yucatán, nuestra avenida Paseo Montejo y las casas que lo acompañan son muestra que hemos querido implantar en esta tierra del faisán y del venado copia del modelo francés de urbanidad bajo una “lógica”, mas allá de lo estético, de una superioridad europea. Es decir, todo lo que provenga de Europa es mejor que lo nuestro. Para el mexicano, sostiene Ramos: “Francia es el arquetipo de la civilización moderna”. Muchos paisanos yucatecos se sienten orgullosos de poseer apellido francés o español. Son según ellos, parte de esa Europa conquistadora. Los “menos afortunados” se atreven a castellanizar sus apellidos mayas.

En segundo lugar, el mimetismo es otro fenómeno sociológico de los mexicanos, dice Ramos. Queremos pasar desapercibidos. Al escuchar un ruido en el cuarto vecino ¿quién anda ahí?, pregunta Paz. La repuesta es contundente por parte de una muchacha de servicio doméstico recién llegada del pueblo, “No es nadie señor, soy yo”. Soy, pero no estoy. No es que los mexicanos seamos inferiores de todos, sino que nos sentimos inferiores a todos. Quizá esto sea la causa, de hasta el momento, no poder jugar el quinto partido del mundial de futbol.

Ejemplo de la imitación y mimetismo del mexicano es el devenir constitucional del siglo XIX. Después de copiar los textos constitucionales casi íntegros, jugamos vacilantes entre el federalismo y el centralismo. Como pocos países en el mundo el nombre del país es el nombre de la centralizada ciudad capital, es decir, México es México por la Ciudad de México. “El pelado” es el prototipo del mexicano aparentemente valemadrista.

“El pelado” lleva su alma al descubierto sin que nada esconda en sus más íntimos resortes. Ostenta cínicamente ciertos impulsos elementales que otros hombres procuran disimular”, dice Samuel Ramos; quizá por esto los cómicos más exitosos son aquellos que se atreven a invadir el área pública con asuntos de naturaleza privada, como el insulto o la descalificación. Cuando se insulta, los demás ríen.

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