¿Afectación por ser indígena?
José Luis Ripoll Gómez: ¿Afectación por ser indígena?.
En los últimos días, algunas personas que aspiran a gobernar nuestro país apelan a un supuesto origen indígena. Ahora resulta que muchos quieren ostentarse como pertenecientes a los pueblos originarios. ¿Por qué se acude políticamente a ello?
Ambivalencia. Por un lado, muchos mexicanos reniegan de su pasado relacionado con cualquier aspecto indígena, de hecho algunos se sienten españoles o europeos, o en el peor de las concesiones étnicas; mestizos cuasi españoles. Por el otro lado, se hace ostentación a un pasado indígena. “De dientes para afuera” algunos presumen ser mayas, pero a la vez reniegan serlo. Cuando se habla de la cultura maya, crece el pecho, pero a la vez pocos quieren pertenecer a ella. Somos como dice Octavio Paz, ruptura y negación.
En nuestro país, suele asociarse lo indígena a situaciones de pobreza y atraso, a lo estancado frente a lo europeizante y al hombre blanco que suena adelantado. Hay marxista “lucha de clases”.
Muchos perciben erróneamente que hablar maya es retroceso, mientras el inglés es progreso y desarrollo. En palabras de Samuel Ramos en el Perfil del hombre y la cultura en México: “México se ha alimentado, durante toda su existencia de la cultura europea, y ha sentido tal interés y aprecio por su valor, que al hacerse independiente en el siglo XIX, la minoría más ilustrada, en su empeño de hacerse culta a la europea, se aproxima al descastamiento. No se puede negar que el interés por la cultura extranjera ha tenido para muchos mexicanos el sentido de una fuga espiritual de su propia tierra”. En realidad no somos ni indígenas puros ni europeos de linaje. ¿Por qué se apela entonces a lo indígena?
Se dice que en política la forma es fondo. Incluso la primera puede ser más importante que la segunda. Gran parte de los políticos mexicanos tienen en sus triunfos electorales una característica especial, Salinas no ganó, pero arrebató. Zedilo por el asesinato de Luis Donaldo Colosio. Fox por ser ranchero y hablar en forma dicharachera, excelente candidato y mal gobernante. Calderón no nos queda claro que haya ganado, sin carisma y sin una característica especial. Peña Nieto por ser guapo (en Yucatán, Patricio Patrón y Mauricio Vila también). Andrés Manuel por su insistencia y por su empatía con las causas sociales, también en gran medida por los abusos del poder de Peña y el hartazgo de la sociedad mexicana de un modelo político que ya no daba para más.
Somos ambivalencia. Despreciamos lo indígena, pero cuando nos conviene nos ostentamos pertenecientes a ello. Una nota fascista del conservador periódico de Yucatán publicada el martes 12 pasado sostiene que: “El PAN, principal afectado por un cambio electoral”. Y ese cambio era que estaría obligado a participar con al menos dos candidatos indígenas. Lo sostienen tan “natural” que ni cuenta se dan de su racismo étnico. Dice el Diccionario de la Lengua Española que afectado es: molestado, aquejado. Más allá de que Xochitl intente presentarse como indígena otomí. Entonces, ¿contar con candidatas y candidatos indígenas es afectación?, ¿representa una molestia? Al contrario, ¿no sería un logro y un orgullo?