En el nombre de la naturaleza en vano

José Luis Ripoll Gómez: En el nombre de la naturaleza en vano.

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¡Tener cuidado, no vaya a
ser que un día nuestras
estatuas nos aplasten!
F. Nietzsche

La naturaleza es un tema recurrente en la sociedad actual. Tenemos la impresión que en ocasiones se tiende a utilizar el concepto para justificar formas de ser o de comportamos. Decir “de acuerdo a la naturaleza” es común. Muchas veces injustificado, sólo para llevar “agua al molino”.

La naturaleza no tiene lógica, tiene curso, desarrollo. Sentido natural. La naturaleza no hace nada en vano, pero tampoco es como se dice, sabia. Es simplemente naturaleza. Si fuera sabia no haría huracanes destructivos, terremotos que derrumban años de esfuerzo del hombre, o deshielos que ponen en peligro la propia existencia humana. El Diccionario de la Lengua Española señala que naturaleza es: “Conjunto de todo lo que existe y que está determinado y armonizado en sus propias leyes” o también significa “el principio generador del desarrollo armónico y la plenitud de cada ser, en cuanto tal ser, siguiendo su propia e independiente evolución”.

Ahora bien, ¿existe la naturaleza humana? También en su nombre se intenta justificar tesis o teorías políticas y antropológicas. Michel Foucault está contra la idea de la naturaleza humana para justificar conductas sociales. El concepto es limitado y parcial. El mismo Foucault, en debate con Chomsky, refiere que el propio Mao Tse Tung consideraba dos tipos de naturaleza humana: la burguesa y la proletaria. Es verdad que nuestro concepto de naturaleza humana está condicionado por la cultura intelectual y personal en la que vivimos.

Debemos explorar más nuestra condición animal. De la zoología tenemos que aprender a comprender parte de nuestros comportamientos como seres que pertenecemos a ese orden. Entender la forma en que los animales se comportan en la naturaleza, nos posibilitaría comprender los comportamientos de nuestra especie. En la naturaleza no hay nada superfluo decía el filósofo Averroes. En lo humano estamos saturados de formas superfluas producto de los acomodos e intereses sociales y económicos.

Las hienas y los leones cazan en manadas, en cambio otros depredadores son solitarios. Esta asociación cazadera asegura el éxito de la empresa. El avestruz introduce su cabeza al hueco para mimetizarse con el medio ambiente, no por tonto como suponen algunos. Pondera el peligro, no actúa absurdamente. El enorme pulpo hembra del pacífico pone sus huevecillos y los protege de los depredadores con su presencia todo el proceso incubatorio. Muere de inanición. ¿Podríamos hablar de abnegación maternal?

Las personas hemos degradado parte de la naturaleza porque nos sentimos dueños del planeta, aunque de lo único que realmente somos propietarios son las consecuencias de nuestras acciones. “Podrán cortar las flores, pero no podrán detener la primavera”, sostuvo Pablo Neruda. El hombre podrá gritar a la tormenta que se calme, pero irremediablemente acabará destrozando todo a su paso. 

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