El “candidato perpetuo” a la Presidencia de México

José Ramón Pérez Herrera: El “candidato perpetuo” a la Presidencia de México.

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Desde su Independencia, en México se han presentado varios personajes para competir en más de una ocasión por hacerse de la titularidad del Poder Ejecutivo, los más recientes ejemplos que tenemos son el de Cuauhtémoc Cárdenas en las elecciones presidenciales de 1988, 1994 y 2000, y trató en una cuarta, la del 2006, sin embargo, cedió su lugar a Andrés Manuel López Obrador, quien hoy es Presidente, y quien también compitió en la elección del 2012 y la que ganó en 2018. Estos son un par de ejemplos de fechas recientes, sin embargo, hay uno que destacó por su increíble insistencia para ocupar la Presidencia: Nicolás Zúñiga y Miranda.

Nicolás Zúñiga y Miranda fue un personaje muy conocido en la capital de la República, primero por su trabajo de sismólogo al dar la noticia en 1887 de que había creado una máquina capaz de predecir los terremotos, lo cual terminó siendo mofa. Sus miras no pararon y decidió competir por la Presidencia y fue como se presentó en las elecciones de 1892 contra el mismísimo Porfirio Díaz. Las elecciones las perdió y alegó fraude lo que le valió unos días en la cárcel. Su interés político no paró y volvió a ser candidato en la elección inmediata.

El “candidato perpetuo” regresó a la contienda electoral para las elecciones de 1896, 1900, 1904 y 1910, todas las cuales perdió contra Porfirio Díaz, quien nunca lo tomó como un verdadero opositor al régimen. El estallido de la Revolución Mexicana y su idiosincrático desarrolló no le impidió presentarse en las elecciones de 1917, las cuales ganó Venustiano Carranza; las elecciones de 1920 en las que los votos favorecieron a Álvaro Obregón y, finalmente, en las elecciones presidenciales de 1924 contra Plutarco Elías Calles, a la postre ganador de la elección.

Nicolas Zúñiga y Miranda se presentó en un total de ocho elecciones presidenciales desde finales del siglo XIX hasta el primer tercio del siglo XX, cinco de las cuales fueron contra Porfirio Díaz y las tres últimas contra algún integrante de la multifacética familia revolucionaria. Todas las elecciones presidenciales las perdió y siempre denunció fraude en su contra. La realidad es que este personaje nunca recibió más que unos cientos, si acaso miles de votos, los cuales no representaron una verdadera alternativa u opción política para la ciudadanía mexicana de aquellos años. Su presencia en algún momento fue utilizada para dar la impresión de una verdadera competencia democrática.

La política de nuestro país tiene este tipo de historias peculiares que son reflejo de la elocuencia discordante en la que se ha desarrollado, pero que con el transcurrir del tiempo ha ido adquiriendo mayores matices de verdadero sistema democrático, a la que hace falta realizar ajustes para tener mejores estándares de equidad y confiabilidad. Con el recuerdo de la figura de don Nicolás Zúñiga y Miranda, nos situamos a las puertas de la próxima elección presidencial, de la que se vivirá una historia sinigual.

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