Un nuevo final
José Ramón Pérez Herrera: Un nuevo final.
“Cuando una puerta de la felicidad
se cierra, otra se abre;
pero a menudo miramos tanto
tiempo la puerta cerrada
que no vemos la que se ha abierto
para nosotros”
Helen Keller
El final, según la Real Academia Española (RAE), es aquello que termina o cierra, pero también lo que expresa una finalidad. Estamos, precisamente, en un nuevo final: nos encontramos en las puertas de la conclusión del 2024.
Este año, en diferentes ámbitos y para diversas personas, ha representado crecimiento, transformación, descubrimiento, consolidación y, por supuesto, cierre.
Nada fuera de lo común, nada que no haya ocurrido en años previos que ya han quedado atrás, extinguidos, olvidados incluso en la memoria. Sin embargo, cada año es único en sus tonalidades, matices y circunstancias, lo que permite que algunos queden resguardados en la memoria colectiva o individual, mientras otras se desvanecen.
El final de un año se asemeja a cerrar una puerta para abrir otra. A menudo nos detenemos a mirar esas puertas que representaron felicidad o que, tal vez, tuvieron el potencial de serlo, pero nunca se concretaron.
En esos momentos, podemos encontrarnos añorando lo que pudo ser o imaginando qué habría ocurrido si las circunstancias hubieran sido diferentes. Esta reflexión puede consumirnos al punto de no percibir la nueva puerta que se abre frente a nosotros.
Cada persona tiene sus propios ciclos y procesos, así como maneras particulares de pensar y de sentir. Sin embargo, es innegable que estamos en constante movimiento entre cerrar y abrir, entre recordar y olvidar.
Hoy tengo más claro que el final y el inicio de un año son, en esencia, una forma de medir el tiempo para nuestras actividades. No obstante, los ciclos y procesos humanos son mucho más complejos y no pueden limitarse a un simple cambio de fecha.
El final puede generar sentimientos diversos: alegría o tristeza, esperanza o resignación. Sin embargo, siempre le atribuimos un significado que nos ayuda a comprender lo que ocurre a nuestro alrededor y en nosotros mismos.
En lo personal, este año me ha llevado a cerrar puertas que parecían representar felicidad, pero que al final solo mostraron ilusiones pasajeras.
Aunque el 2024 está por extinguirse, reconozco que aún queda una puerta por cerrar. Soy consciente de que el nuevo año me dará la oportunidad de hacerlo de la mejor manera, junto a mi pequeña, pero amada, familia. Aunque cerrar esa puerta será un proceso difícil, sé que será necesario e inevitable; será un cierre sanador y reparador, que permitirá ver con claridad lo que depara la próxima etapa.
Al llegar al final de este año, me detengo a reflexionar sobre lo que he compartido en este maravilloso espacio.
Durante el 2024, he tenido el privilegio de expresar, en 54 ocasiones, mis pensamientos, intereses e inquietudes académicas, personales y sociales. Este texto es el número 55. Por ello, quiero agradecer sinceramente a Novedades Yucatán por brindarme este espacio y la oportunidad de compartir.
De todo corazón, muchas gracias. Estimado lector, le deseo un feliz año nuevo. Que el 2025 llegue con salud, abundancia, sabiduría y energía. Que el próximo año le permita abrir nuevas puertas para continuar descubriendo, aprendiendo y viviendo plenamente.