Primero yo… y de último yo
Juan Manuel González Ponce: Primero yo… y de último yo.
Todos podemos cometer errores en la vida, pero la diferencia entre unos y otros es quién se hace responsable de sus actos y quiénes culpan a un tercero o a un evento desafortunado de su fracaso. Sin embargo, algo es muy claro, y eso es que existen cosas en la vida que son plenamente tu responsabilidad y no hay forma de huir de ella, y que también existen cosas en la vida que no son nuestra culpa o de las cuales no somos responsables. Pero el enfoque que le daremos hoy al tema es con las cosas que son completamente nuestra responsabilidad y tenemos que saber afrontarlas, pues salieron de nosotros.
Aquí te doy 5 acciones que son nuestra responsabilidad total:
1. Tus pensamientos: si algo es tu responsabilidad, es la forma en la que piensas. Y me dirás que puede haber influencia de tus padres, de tu educación, de tu cultura… y tienes razón, pero al final el que decide qué pensar y cómo pensarlo, eres tú. Tú decides qué piensas sobre una persona, te dé los argumentos reales o no, para tu idea sobre ella misma.
2. Tus palabras: lo que sale de mi boca es plenamente mi responsabilidad, independientemente de que me ganara un impulso o haya sido provocado, soy el responsable. Que no sepas o puedas controlar tu boca no es problema de nadie más que tuyo. Así que lo recomendable siempre será permanecer en silencio ante los necios y tal vez, sólo tal vez, responder hasta que lo haya pensado y analizado.
3. Tus acciones: mis acciones y mi conducta son parte de mi responsabilidad, si actúo de cualquier manera, positiva o negativa, soy el responsable. Aun con sustancias, pastillas o lo que me quieras decir, esos actos que no pudiste “controlar” son tu responsabilidad. Así es que hazte cargo y subsana lo que puedas y lo que no, sólo pide perdón.
4. Tus reacciones: al igual que tu boca, dependes mucho de tu control, así es que te recomendaría también tomaras un tiempo para evitar reaccionar por impulso. Las reacciones hablan mucho de tu persona, por lo que incluso un gesto, una palabra, un ademán, pudieran determinar el rumbo de lo que te espera después de una mala reacción.
5. Tu actitud: nadie tiene tanto poder como para cambiar mi actitud. Así es que no le tires la culpa o responsabilidad a alguien porque amaneciste de buena actitud y con algún suceso logró cambiarla, porque eso es el pretexto de los irresponsables. Por lo que respira profundo y regresa a tu canal y modo de buena actitud. Maduremos un poco y hagámonos responsables de nosotros mismos.