Cada 23 de marzo, a nivel mundial, desde 1950, se celebra el Día Meteorológico Mundial, conmemoración que a través de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) creada ese mismo año por la Organización de las Naciones Unidas, tiene el fin de generar conciencia entre los seres humanos y los distintos gobiernos del orbe sobre el papel que tiene el cuidado y preservación del clima y del medio ambiente para la conservación de la vida en el planeta. Su objetivo es asegurar el bienestar, la protección y seguridad de la humanidad, y crear conciencia de la importancia de la meteorología y la hidrología para el equilibrio ambiental y de todas las actividades que realiza el ser humano.

El tema de este año 2024, es “A LA VANGUARDIA DE LA ACCIÓN DEL CLIMA”, con el cual se insta a adoptar medidas para combatir el cambio climático y sus efectos que nos afectan; el progreso de este objetivo es fundamental para avanzar en la consecución del desarrollo sostenible.

El trabajo de la comunidad de la OMM es indispensable para adoptar medidas necesarias relacionadas con el clima y alcanzar los objetivos del desarrollo sostenible en todos los ámbitos; se trata de una labor de enorme importancia social, puesto que contribuye a reducir el hambre y la pobreza, mejorar la salud y el bienestar, garantizar el agua limpia y energía asegurable y no contaminante, proteger la vida submarina y la vida de los ecosistemas terrestres, y lograr que nuestras ciudades y comunidades sean más resilientes al cambio climático.

Las predicciones climáticas y meteorológicas ayudan a impulsar la producción alimentaria y nos acercan al hambre nivel cero; la integración de la epidemiología y la información climática ayuda a comprender y gestionar las enfermedades sensibles a la acción del clima. Asimismo, los sistemas de alerta temprana ayudan a reducir la pobreza porque dan a la población la oportunidad de prepararte y limitar el impacto de los fenómenos meteorológicos extremos.

En México somos muy pocos los que nos dedicamos a esta rama de la meteorología, se calcula que por cada 2 millones de personas hay un meteorólogo, una cifra ínfima, lo que se debe a que no hay apoyos para esta área a nivel nacional, desde lugares dónde estudiar para meteorólogo, hasta fuentes de trabajo que son escasas o nulas. En Yucatán la situación no pinta nada bien, pues son pocos los meteorólogos con mínimo una licenciatura que esté realizando este trabajo tan importante para la sociedad, sobre todo hoy en día con el problema del cambio climático que ya ha alcanzado a la Península.

Con el afán de contribuir a esta rama, se ha creado la carrera de Ingeniero Meteorológico en el Politécnico Nacional, a petición de la Asociación Mexicana de Hidráulica, la cual apoya este proyecto académico tan importante, pero ojalá el Gobierno Federal, estatal y municipal le dieran la importancia que se debe a esta rama tan relevante y despreciada laboralmente.