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La literatura es un puente de conocimiento entre libros y personas de cualquier edad. La lectura nos puede ayudar a sumergirnos en puertos que aún no conocemos. Siempre he pensado que un libro es como un destino al que llegamos para visitar y conocer. Pero también se cree que los libros solamente son para personas adultas que quieren saber más, o quizá creemos que disfrutamos mucho mejor de la lectura.

Una característica que tiene la literatura es que es transformadora de ideas, no hay edad para escribir o leer un libro de cualquier narrativa. Niños y niñas también se aventuran a leer, también quieren descubrir. Alguna vez escuché a alguien decir que si se le preguntara a las infancias sobre las posibles preguntas que le harían a una telaraña, comprobaríamos que poseen una curiosidad e imaginación innatas para preguntar mucho mejor que los propios adultos.

Hace unos años llegó a mí un librito que me hizo cambiar la manera de ver la literatura, este ejemplar se titulaba “Si el avestruz volara”. Cuando llegó a mis manos, lo leía y releía. Después, este librito fue guardado en mi librero. Pasaron algunos años y, por azares del destino, conocí una de las mejores profesiones: la docencia. Durante mi práctica como docente, impartía la materia de Español. Eran estudiantes de primer grado de secundaria. Tenía ansias por transmitirles la pasión por la lectura y quería echar a volar su imaginación. Así que en la clase decidí trabajar con el librito “Si el avestruz volara”. Las reglas consistían en leer un poema y cada estudiante pasaría a dibujar lo que se había imaginado. Los poemas leídos fueron “Todo se vuela con el abanico”, “¿Qué más buscan mis ojos?”, “Lluvias de bicicletas”, “Martes en el país de los disfraces”, “También las letras tienen vacaciones”, “¿Qué qué es una tablet?”. De repente noté que la pizarra había quedado atiborrada de dibujos que jamás habían pasado por mi mente cuando leía los poemas. Sabía que el librito había sido un éxito.

Fer de la Cruz es el autor del librito del cual hablo, él es un poeta yucateco. Fue profesor fundador de la Escuela de Creación Literaria del Centro Estatal de Bellas Artes y también ha obtenido premios nacionales, regionales y estatales. Es autor de varios libros, uno de los cuales me ha estado acompañando este año y se titula “Bestiario hiperreal o imaginario y una corazonada de lo más elocuente”, con ilustraciones de Miriam E. Pérez y con el prólogo de Feliciano Sánchez Chan.

Es un bestiario con mucha creatividad y ni qué decir de las ilustraciones que ayudan a imaginarnos un mundo en el que habitan distintos animales y objetos. La idea de la antropomorfia es tan cautivante que un gato, una abeja, un conejo, el turix -libélula- y una moto cobran vida en cada poema.

Algo que aprendí con esta experiencia es que los libros infantiles no son únicamente para niños y niñas, ni la lectura es únicamente para personas adultas.

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