Envejecer con dignidad
Ligia Aurora Cortés: Envejecer con dignidad.
En el artículo anterior conocimos que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana para la Salud (OPS) propusieron una serie de iniciativas para el envejecimiento saludable comprometiendo a todos los Estados a llevarla a cabo en sus diferentes regiones “La Década del Envejecimiento Saludable 2021-2030”.
El Estado mexicano publicó en el Diario Oficial de la Federación, el 25 de Junio de 2002, la “Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores”, que tiene por objeto garantizar el ejercicio pleno de los derechos de las personas que cuenten con sesenta años o más de edad y que se encuentren domiciliadas o en tránsito en el territorio nacional. Que a través de las dependencias y entidades de la administración pública federal, estatal, municipal, la sociedad civil organizada y la familia vinculada por el parentesco; puedan llevar a cabo un conjunto de acciones tendientes a modificar y mejorar las circunstancias de carácter social, así como la protección física, mental y social de personas en estado de necesidad y desprotección; logrando su incorporación a una vida plena y productiva; en la satisfacción de las necesidades físicas, materiales, biológicas, emocionales, sociales, laborales, culturales, recreativas, productivas y espirituales de las personas adultas mayores; para facilitarles una vejez plena y sana considerando sus hábitos, capacidades funcionales, usos y costumbres y preferencias. Apoyados en la Geriatría como la especialidad médica dedicada al estudio de las enfermedades propias de las personas adultas mayores y la Gerontología como el estudio científico sobre la vejez y de las cualidades y fenómenos propios de la misma.
Vigilando con especial cuidado el protegerlos de cualquier tipo o forma de violencia que les cause daño o sufrimiento psicológico, físico, patrimonial, económico, sexual o la muerte. Siendo la violencia psicológica una de las más peligrosas y silenciosas en el hogar, que puede consistir en: negligencia, abandono, descuido reiterado, insultos, humillaciones, marginación, indiferencia, comparaciones destructivas, rechazo, restricción a la autodeterminación y amenazas, las cuales conllevan al adulto a la depresión, aislamiento, a la devaluación de su autoestima e incluso al suicidio. Y otras formas análogas que sean susceptibles de dañar la dignidad, integridad o libertad de las personas adultas mayores.
La familia de la persona adulta mayor tiene una función moral y de amor filial, además cumplir su función social, de manera constante y permanente deberá velar por mantener y preservar su calidad de vida, así como proporcionar los satisfactores necesarios para su cuidado, atención y desarrollo integral y tendrá las siguientes obligaciones para con ellos: Otorgar alimentos de conformidad con lo establecido en el Código familiar o Civil; Fomentar la convivencia familiar cotidiana, donde la persona adulta mayor participe activamente, y promover al mismo tiempo los valores que incidan en sus necesidades afectivas, de protección y de apoyo; y de suma importancia, evitar que alguno de sus integrantes cometa cualquier acto de discriminación, abuso, explotación, aislamiento, violencia y actos jurídicos que pongan en riesgo su persona, bienes y derechos, y atender sus necesidades psicoemocionales cuando el adulto mayor se encuentre en alguna institución pública o privada, casa hogar, albergue, residencia de día o cualquier otro centro de atención, a efecto de mantener los lazos familiares.
El Estado mexicano en su Política Nacional para las Personas Adultas Mayores en su última reforma del 14 de junio de 2024 propone las acciones necesarias a fin de concretar programas de vivienda que permitan a las personas adultas mayores el acceso a proyectos de vivienda de interés social que ofrezcan igual oportunidad a las parejas compuestas por personas adultas mayores, solas o jefes de familia. Así se garantiza el pleno ejercicio de sus derechos, igualdad de oportunidades y una vida digna,a fin de que puedan ejercer plenamente sus capacidades en el seno de la familia y de la sociedad, incrementando su autoestima y preservando su dignidad como ser humano.