Hace medio siglo, Roldán fue cautivado por decenas de seres de aire. Jamás vinieron a él, nunca se encontró con ellos a medio camino del monte; sin duda, los relatos de primera mano y fuentes históricas y literarias se combinaron para conformar una pócima de palabras que asimiló desde los años setenta, cuando se desempeñaba como profesor de escuelas campesinas, y desde entonces parte de su obra ha sido divulgar lo que se cuenta acerca de sus apariciones.

Los ancianos de los municipios, así como diversas obras que se remontan a mediados del siglo XIX y todo el XX han sido la principal referencia para su narrativa; en el caso que hoy nos ocupa, Bestiario maya (Kóokay Ediciones 2024) se ofrece una versión y un repertorio semejante a otras publicaciones de los años 80 de nuestro autor y que hoy resultan muy difíciles de encontrar. De ahí los grandes aciertos de este compendio, que incluye un repertorio más amplio de personajes, y con ilustraciones de nueva firma, autoría de Oswaldo Baqueiro.

Me parece que la selección de estas semblanzas y su brevedad invita a las nuevas generaciones que nacen y radican en la capital yucateca, y que no han tenido oportunidad de escuchar estos relatos que corren en el día a día de las poblaciones rurales; también es muy atractiva para inmigrantes, turistas y el público amplio que hoy transita sobre la laja peninsular y que pudiera de este modo conocer lo que se dice que sucede en situaciones extraordinarias. En el Bestiario maya encontramos animales, vegetales, deidades y fenómenos de la naturaleza que se combinan para generar mundos posibles, los cuales tienen mucho que explicar sobre la idiosincrasia, las tradiciones y la realidad.

En formato pequeño, la edición resulta transportable y digerible. Quien se acerque por vez primera a la obra de Roldán Peniche a través de esta, su más reciente creación, encontrará muy pocas referencias de otras fuentes. El autor se reserva la veta del investigador que todos sabemos que fundamenta su trabajo y su interés por difundir la vasta literatura oral y escrita sobre nuestra localidad, ya que lo ágil de la semblanza es otro de los atractivos de la propuesta editorial, un pase de bienvenida al imaginario de una civilización que alimenta sus propias creencias con variantes y nuevos casos.

En este sentido, el lenguaje de Baqueiro acompaña, modela y completa el carácter de los personajes. Los lectores realizamos una segunda recreación gracias a los trazos en blanco y negro de alto contraste, que a veces no se apegan a los trazos dictados por la narrativa de Roldán, sino que despliegan nuevos y alucinantes detalles, un tanto más grotescos que los leídos. Así, este volumen aporta 42 episodios dobles.

La lectura de este centenar de páginas podría ser invitación a recorrer las comisarías yucatecas en busca de estos seres de aire. No faltarán testimonios de horror, extravío. También puede enlazarnos a títulos previos semejantes, del mismo Roldán Peniche, y a reconocidos académicos, estudiosos del tema. Cerrar las noches abriendo este libro ha sido grata experiencia, a la cual suma el cuidadoso diseño gráfico editorial de Cecilia Gorostieta. Es loable la valía de esta conjunción de talentos.