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Llegará el día en que la criticada sección “quién es quién en las mentiras de la semana”, que conduce Ana Elizabeth García Vilchis, quede opacada por los crecientes escándalos intestinos de la cuatroté. Fiel a su costumbre dirán que no es falso, pero se exagera.

El paredón de fusilamiento en el que se ha convertido la conferencia mañanera del presidente López Obrador demuestra la bajeza con la que se tratan los asuntos públicos: sesgados, con la bilis de consejera y en franco uso autoritario del poder.

La señorita de las mentiras, mote con el que también se le conoce a García Vilchis, malabarista oportunista de Palacio Nacional, ha resultado ser una metralleta de injurias, descalificaciones y chismes.

El micrófono más potente del régimen es usado para señalar, perseguir y difamar a los disidentes que, enhorabuena, van en franco aumento. La mentira y su ponzoña recurrente son cada vez menos dirigibles por el “pueblo bueno” y eso de seguro tendrá conciencias.

Las mentiras de la auto denominada cuarta transformación se han vuelto pan de cada día, el Gobierno ha perdido autoridad con aquello de andar culpando a gobiernos pasados por lo que sucede actualmente. Las justificaciones se han convertido en excusas y los pretextos en muletillas persistentes de los discursos.

Las mentiras de García Vilchis son balas de odio que sirven para alimentar la polarización social. El objetivo es agudizar lo más posible un clima de división y segregar a los mexicanos en bandos irreconciliables.

El gobierno obradorista no busca la unificación ni la paz social, pues éstas resultan en un escenario que resta méritos al objetivo de asegurar la permanencia del proyecto para 2024. Aquel mantra del “divide y vencerás” nunca fue tan a rajatabla como en esta administración.

Las mentiras que supuestamente se exponen en voz de García Vilchis son dardos a modo para alentar el odio y el linchamiento público, son misiles teledirigidos en forma de embustes con los que se fomentan ataques a periodistas, políticos, empresarios y ciudadanos que no comparten los modos del obradorismo.

Cuando se hagan públicos los grandes atracos a manos de los falsos profetas, cuando se sepan los montos y la forma en que se robaron el presupuesto de las obras faraónicas, cuando no sean mentiras sino verdades las que se expongan al micrófono, ojalá muchos abran los ojos.

ENTRETELONES

El PAN hizo en el Edomex nada más y nada menos que lo que se esperaba de su dirigencia: venderse al mejor postor. Dinamitar la alianza le resultó rentable a la cúpula, pero no al partido, y ni qué hablar del país. Continúan llenándose la boca con arengas democráticas cuando en el fondo siguen siendo los mismos cadeneros que se mueven por cuotas, moches y prebendas de grupo.

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