Sheinbaum y la sopa de Esquivel
Miguel Ángel Sosa: Sheinbaum y la sopa de Esquivel.
Las desgracias persiguen a la suspirante preferida del Presidente y, aunque muchos creerán que de seguro son confabulaciones orquestadas por la “mafia del poder”, lamento decirles que se equivocan todos aquellos que buscan culpables donde no los hay.
A Claudia Sheinbaum le pisan los talones unos terribles fantasmas alimentados por su propio pasado de corrupción, inoperancia e irresponsabilidad, al que se suman las facturas pendientes de algunos de sus hoy compañeros de partido entre quienes están los que la antecedieron en el cargo, incluido el propio López Obrador.
Tan endeble es la también ex alcaldesa de Tlalpan que el equipo de contención trabaja 24/7 ante los múltiples flancos abiertos que tiene Sheinbaum Prado en el horizonte. El escándalo del colegio Rébsamen, por citar un ejemplo, es una herida abierta que difícilmente sanará y que, por el contrario, será recordado con más fuerza en el periodo electoral.
Además, la inacabable cascada de fallas en el STC Metro juegan en contra de la estrategia de posicionamiento millonaria e ilegal que el equipo de Sheinbaum opera en todo el país. Ante la mirada cínica y complaciente del poder, desde Morena los autonombrados adalides de la democracia promueven la ruptura del orden constitucional y la violación descarada de los ordenamientos del INE y el Tepjf.
La última tragedia del SCT Metro, ocurrida hace apenas unos días, tomó a la Jefa de Gobierno por sorpresa. Se encontraba en otra entidad distinta a la que ella gobierna. ¿Qué hacía en Morelia?, estaba en actos abiertamente proselitistas que le impidieron llegar a la brevedad a la zona del accidente.
Mal se vio Sheinbaum y eso no solo lo dice la oposición, también las propias huestes guindas a quienes les brincó el ojo al enterarse que la Jefa de Gobierno de la CdMx se presentó tres horas tarde por andar de campaña en tierras michoacanas.
Mientras tanto: a río revuelto, ganancia de pescadores. García Harfuch, el súper policía capitalino se lució robándole el foco al grisáceo secretario de gobierno Martí Batres. En fin, cuando el gato no está los ratones hacen fiesta y en la ratonera se arma un carnaval.
¿Cuántas tragedias más habrá?, esperemos que no ocurra ninguna de aquí en adelante. Sin embargo, el escenario no deja de ser poco alentador ante la reducción constante de presupuesto para infraestructura, y no se diga para el mantenimiento puntual del Metro.
La candidatura de Sheinbaum pende de una tragedia, de un escándalo, de una falla. Ese es el precio que tuvo que pagar la amiga del Presidente por sentirse ungida antes de tiempo. Tal como en el caso de la ministra Esquivel, del plato a la boca se le puede caer la sopa.