En el Día del Abogado

Miguel Óscar Sabido Santana: En el Día del Abogado.

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Mañana conmemoramos el Día del Abogado, acontecimiento que a nivel internacional se recuerda el 3 de febrero y en algunos países se observa en fechas diferentes. El objetivo es reconocer a los profesionales del área jurídica.

En 1960, el Diario de México solicitó al presidente Adolfo López Mateos estableciera oficialmente el Día del Abogado; al aceptar la petición, el mandatario mexicano instituyó esa conmemoración debido a que el 12 de julio de 1553 en la Real Universidad de México, en su Facultad de Leyes, se dictó la primera cátedra de Derechos en América, denominada Prima de Leyes Instituta.

En la Roma antigua se acudía a los advocatus, voz derivada del latín ad auzilium vocatus, que significa el llamado para auxiliar y es la persona que acude para ayudar, defender los derechos e intereses de su representado, ante los tribunales competentes.

En aquellos tiempos se consideraba que los abogados, para poder ejercer, debían de ser personas con una imagen de rectitud y honorabilidad intachables, para ilustrar a sus defendidos, a quienes liberan de la ignorancia y de la injusticia, a fin de evitar el abuso de los poderosos.

Las páginas de la historia registran que los abogados han trabajado arduamente para dejarnos normas y leyes que defienden a los desprotegidos o a la sociedad en general.

Los derechos humanos y las libertades fundamentales han estado siempre presentes en la vida de la humanidad, pero es hasta que son reconocidas estas prerrogativas, por el derecho nacional e internacional, cuando se presenta la necesidad de su defensa, ante las instancias jurisdiccionales correspondientes, para resolver con legalidad y con justicia lo que corresponda al defendido.

En esa defensa llegamos hasta el debido proceso que la Corte Interamericana de Derechos Humanos señala: “derecho de defensa procesal”, y que consiste en “…el derecho de toda persona a ser oída con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley en la sustanciación de cualquier acusación penal en su contra o para la determinación de sus derechos de carácter civil, laboral, fiscal u otro cualquiera”.

Los abogados de honorabilidad intachable son, sin duda, pieza importante para la defensa y el respeto de los derechos humanos de nuestra sociedad y contribuyen en gran medida a hacer una realidad el Estado de derecho.

Anticipo mis felicitaciones a los abogados, en su día y todos los días, en el ejercicio noble y leal de su profesión que coadyuva en la protección y defensa de los derechos humanos.

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