Derechos humanos, esperanza para la humanidad
Miguel Óscar Sabido Santana: Derechos humanos, esperanza para la humanidad.
El inicio de un nuevo año abre un abanico de posibilidades para encontrar el camino hacia la superación, el progreso, dejando atrás las dificultades que pudieran haberse enfrentado en el ciclo recién concluido.
La apertura de un horizonte esperanzador nos viene desde tiempos pretéritos, cuando el pensamiento avanzado de aquellas épocas consideraba, entre los pueblos originarios de México, que cada 52 años el mundo llegaría a su fin si no se encendía el fuego nuevo. Logrado ese propósito el festejo era singular, ante la esperanza de otro ciclo de 52 años.
Otras culturas en el mundo también tienen sus manifestaciones propias para celebrar el inicio de un nuevo año, o como hemos visto un ciclo de años y con eso nacen también los buenos propósitos de una esperanza de mejoría en la vida.
También en nuestros tiempos, todas las personas debemos de hacer el mejor de nuestros esfuerzos, para que los derechos humanos sean respetados a profundidad, pues son la esperanza, como en pretéritos tiempos “de que, concluida la gavilla de años, 52”, iniciemos un nuevo ciclo, prometedor de nuevas esperanzas para la humanidad.
Cerremos la brecha de la incomprensión y de la lucha por el poder, por el poder mismo, a fin de que primero logremos la verdadera paz mundial, sin la sombra de las guerras actuales, cuya esencia sigue siendo la destrucción del opositor, sin dar ni pedir cuartel.
No olvidemos que el terror que sembró la Segunda Guerra Mundial dio nacimiento a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, norma cuyo cumplimiento a cabalidad nos haría mejores personas, respetuosas de las prerrogativas fundamentales.
Un propósito más que esperanzador es que todas las personas en todas las sociedades del planeta, unamos nuestras fuerzas para lograr que los dirigentes mundiales, además de los grandes capitales, hagan el mejor de sus esfuerzos para que dejen de contaminar nuestro medio, lanzando a la atmósfera millones de toneladas de contaminantes, por la quema de combustibles fósiles y apostemos más por las energías renovables, limpias…
Asimismo, hay que luchar, sin límite de nuestras fuerzas, para que, en cada país y en cada pueblo del mundo haya progreso, sí, pero sin la sombra de la explotación del hombre por el hombre, para frenar de una vez por todas el monstruo de la migración que día a día se acrecienta, tras el espejismo de hallar el vellocino de oro.
En este tiempo electoral es importante ejercer con libertad nuestros derechos civiles y políticos para elegir a las personas idóneas que puedan dirigir de mejor manera nuestra sociedad y que contribuyan a lograr un mundo mejor, pletórico de respeto y libertades.