Narrar para existir y resistir

Raúl Lara Quevedo: Narrar para existir y resistir.

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Bruno Bettelheim, en el Análisis de los Cuentos de Hadas, da certeza de que en la narración habita un territorio invicto de naciones o control, lo que se narra existe, todo lo que existe se narra, es que la realidad antes de ser vivida es narrada. Carl Roger, aborda desde la consejería el peso de nombrar la realidad antes de habitarla, de eso hay mucho en la tradición oral, misma que dio pie a nuestra construcción discursiva.

El lenguaje desde su lectura y narración nos constituye e incluye en un sistema de lo socialmente validado. A lo largo de la historia, hay ejemplos que corroboran cómo la lectura y la narración oral influyen de manera tajante en la existencia y apreciación de la realidad. Los textos dogmáticos: el Nevi’im, el Ketuvim, el Popol Vuh, hablan de la creación del mundo, los habitantes, sus metas de existencia y reglas de vida, mismas que perduraron y orientaron estilos de vida por siglos. Otro ejemplo discursivo es la epopeya, narración oral que se utiliza en los pueblos para exaltar a un individuo como héroe, dotándolo de características sobrehumanas con la finalidad de generar temor en otros poblados, obteniendo de esta manera supremacía, ejemplo de lo anterior, Hércules que con su fortaleza divina e inconmensurable era capaz de vencer seres del inframundo con ello elevó a Grecia, convirtiéndola en una comunidad privilegiada al ser protegida por semidioses. Odiseo, Eneas y Edipo, personajes literarios de Homero, Virgilio y Sófocles, que desde sus peripecias elevan el carácter de sus cunas. Los Niños Héroes, así como Miguel Hidalgo y Costilla, clarifican esta postura desde el sacrificio, desde el valor sobrehumano. Un interesante ejemplo social es Juan José de los Reyes Martínez Amaro, el Pípila mexicano que en la batalla de la Alhóndiga de Granaditas fue capaz de levantar con una fuerza sobrehumana una roca inmensa sobre sus hombros para usarla como escudo ante las balas, esto para que el ejército mexicano avanzara, protegiendo y dando gloria al pueblo guanajuatense. Después de este acto mesiánico, el ejército nacional se inspiró en esta narración para levantar ánimos y armas de manera contundente. Y más aún, si recordamos que Juan José venía de una clase baja y trabajadora que se caracterizaba por una mala alimentación que afectaba las fuerzas de salud.

He aquí cómo se construyen íconos colectivos, aquellos que motivan a las masas y los norman desde lo contado. Las narraciones funcionan como un placebo psicosocial que moldea o adapta el actuar con base en ejemplos aspiracionales o vínculos emocionales en los cuales nos reflejamos. Narramos nuestro tiempo desde los acontecimientos vividos, experimentados e interpretados, mismos que de manera arbitraria se convierten en el pasado y futuro del mundo que nos rodea, ¿y el presente? Ese es el motor de la narración, insumo vital para que las historias existan. Por lo tanto, todo lo que suceda en el presente y en cómo lo percibamos afectará de manera total nuestra apreciación del tiempo, de lo real y de la concepción del mundo. 

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