Los tres pinos de la desgracia

Rodrigo Ordoñez Sosa: Los tres pinos de la desgracia.

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Recientemente, en las plataformas de contenido digital, se estrenó la serie “Three Pines” basada en los libros del género negro de Louise Penny, que tiene como protagonista al detective Armand Gamache que tiene como área asignada el poblado que da nombre a la serie, donde deberá investigar una serie de asesinatos que ocurren en este pequeño pueblo ubicado en Québec, Canadá, además de desentrañar una serie de secretos que ocultan cada uno de las y los habitantes.

Tres Pinos es un pueblo cuyos pobladores lo han denominado un refugio enclavado a mitad de un inmenso bosque, donde pueden ocultarse de su pasado, olvidarse de cualquier relación que tuvieran con el mundo exterior. Para adentrarnos a este pasaje de secretos, la serie está planeada en ocho capítulos y cada dos nos permitirá resolver un crimen, revelar más secretos tanto de la ciudad como de sus residentes, llevándonos también por una crítica por los acontecimientos que sacudieron a Canadá en los últimos 20 años.

Esta serie policial declara sus intenciones desde el primer capítulo, donde nos introducen a los personajes principales con el grito de una marcha de mujeres que corean al unisonó “¿Qué queremos? ¡Justicia!” frente a la estación de policías, ya que decidieron enterrar y olvidar la investigación sobre la desaparición de una joven nativa de 18 años. Con este punto de arranque la serie otorga voz a tres grandes hechos que conmocionaron a Canadá en los últimos años: la desaparición de mujeres en la tristemente denominada Carretera de las Lágrimas, la aparición de tumbas clandestinas y fosas comunes de niñas y niños nativos que estudiaron en los internados administrados por los grupos religiosos y el creciente racismo y odio hacia los pueblos originales que quieren se les devuelva su identidad.

Aunque la serie no aborda estos temas abiertamente, a principio del presente siglo, los amantes del género policial leyeron las noticias sobre la Carretera de las Lágrimas, donde al menos 20 mujeres desaparecieron o fueron encontradas muertas en los linderos del gran bosque por donde atraviesa esta vía, sin que nadie haya encontrado a los responsables de la desaparición o el asesinato de las jóvenes nativas. Otro hecho que también repercutió en las noticias y puso en jaque al Gobierno canadiense fue la aparición de una tumba clandestina con 300 cuerpos de niñas y niños en su interior, que obligaron tanto a las autoridades como al Papa a ofrecer una disculpa pública por lo ocurrido en los internados, donde se registraron palizas, violaciones y hambruna.

Así, esta serie utiliza los crímenes para convertir a Tres Pinos en una metáfora del país, haciendo evidente el racismo imperante en las estructuras del poder, al suspender las investigaciones por la muerte de las mujeres indígenas y tratar de ocultar el genocidio cultural al decidir arrancar a los niños de sus familias para enviarlos a esos internados donde les cambiaron el nombre hasta borrar su lengua e historia; así la serie rescata esa voz, impidiendo que el Gobierno la diluya al tratar de ocultar todo narrando una visión de mundo sin contemplar las heridas y la historia de las víctimas

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