El regalo de poder elegir
Sergio F. Esquivel: El regalo de poder elegir.
Mensajes sobre paredes pintadas de blanco, en bardas, callejones, postes, puentes. Sentado en el asiento trasero del coche que manejaba mi Mamá leía una y otra vez el mismo mensaje: “El voto es libre y secreto”. Yo no entendía bien a qué se referían con eso que se repetía día y noche también en el radio y la televisión, en parte porque tenía unos 7 años, y porque a principio de los ochenta la vida democrática era apenas un aprendizaje. Y cuando digo vida democrática me refiero a que no existía democracia como tal, pero empezábamos a encontrar un rumbo de país que dejaría atrás el cansadísimo período de la dictadura perfecta unos años después.
La vida democrática como tal apenas empezaba a tomar forma y quienes organizaban las elecciones, en esos tiempos era el Gobierno Federal, invertía una gran cantidad de recursos en mensajes que invitaban a la gente a votar.
Cuarenta años después, seguimos aprendiendo a vivir en un esquema democrático que, si bien no es perfecto, está a lo que se siente como siglos de distancia de aquello que veía en mi niñez. Partiendo de que el paternalismo de los organizadores ha disminuido y por lo menos en esta elección no he visto un sólo anuncio de quien ahora se encarga de la elección, ya no es el Gobierno, sino el INE, promoviendo el salir a votar. ¿Será una decisión institucional? ¿Falta de presupuesto? ¿Una señal inequívoca de nuestra madurez como participantes en estos procesos? No lo sé… supongo que tú, querido lector, podrás sacar tus propias conclusiones.
El proceso de aprender a ejercer la democracia no es cualquier cosa. En otros países de América, con historias similares a la nuestra, podemos ver numerosos ejemplos de lo difícil, peligroso y frustrante que ha sido consolidar la democracia en la región. Al final, y no de gratis, cargamos todos con un bagaje cultural de desconfianza y desesperanza en nuestros sistemas de Gobierno. Resulta entonces difícil despertar de la apatía para encontrar el entusiasmo necesario que demanda el contar con la posibilidad de ejercer nuestra democracia libremente. Un verdadero privilegio… ¿será?
Hay países como Ecuador, en los que el voto no es considerado un privilegio, sino una obligación. Es más, una obligación constitucional. En el Ecuador la posibilidad de votar no es un regalo democrático del Gobierno, sino un requerimiento de la patria. Si no cumples con tu obligación, simplemente no tienes acceso a cosas como tramitar una identificación oficial del país. De esta manera las complicaciones por no participar son mayúsculas por lo que la participación de la ciudadanía es muy alta. En las elecciones de 2023 fue superior al 80%.
¿Sería viable cambiar la manera en que entendemos la oportunidad de votar en México? ¿Tiene más de premio o de obligación el emitir un voto que influya directamente en la forma en la que se constituye el Gobierno para los próximos años?
No importa si está en la Constitución o no, yo te invito, querido lector, a tomarte la obligación de levantar la voz y expresarte en las urnas este domingo, por el bien de todos. Mientras sigamos viendo el votar libremente como un regalo, correremos el riesgo de perder ese privilegio. Votar no es una opción. Nuestra visión de país merece mucho más. Asume la obligación y defiende tu posibilidad de expresarte nuevamente este domingo.