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Tomar decisiones jamás es un tema sencillo y ha resultado un diálogo frecuente con mis pacientes cuando acuden a psicoterapia.

En la vida solemos elegir una u otra cosa, un discernimiento constante en cada acto entre dos o más variables. Hay decisiones sencillas y elecciones difíciles que generan miedo, al cual consideramos como la imaginación e interpretación de algo que puede llegar o no a ocurrir en el futuro, es decir, algo que creemos y nadie nos asegura si va a pasar. Por tanto, lo primero que hay que hacer sobre el futuro es planearlo sin expectativas, punto importante al momento de tomar una elección.

Tomar decisiones fuertes nunca es sencillo y con fuerte me refiero a cualquier cosa que se le complique a cada individuo desde su propia existencia y visión, no hay cosas vanas cuando se trata de decidir, incluso elegir el mejor papel higiénico es importante.

Hay ocasiones en que la decisión está en el plano emocional de la persona y se mantiene estático por mucho tiempo, sin cambios. Llegan a terapia y comentan que no saben qué hacer o qué elegir, dudan si mantener o soltar, si seguir o parar. Son indecisiones de por vida debido al miedo a la culpa que se cree podría llegar tras esa decisión. La culpabilidad siempre aparecerá, sea una u otra elección, si esta no se encuentra bien cimentada.

Para saber cómo elegir, invito a mis pacientes a colocar en una hoja todas sus variables o posibles elecciones, posteriormente observamos todos los pros y contras que la elección podría traer, puesto que resulta que todas las variables tienen un lado positivo y otro negativo y que, dentro de lo positivo hay aspectos negativos y en lo negativos positivos, a eso se le llama equilibrio, justamente expresado en el Yin y Yang.

Es importante saber que no se elige la variable que más aspectos positivos tiene, puesto que es posible que baste solamente con un aspecto negativo que sea tan severo que no haya manera de solventarlo, en otras palabras, la mejor manera de saber cuál es la mejor decisión es la que te permita reparar o soportar los efectos adversos y daños colaterales que aparezcan tras tomarla. Entonces, cuando se tiene la lista de aspectos negativos, hay que pensar cómo podríamos solventar cada uno de ellos. La variable que tenga más aspectos negativos que puedan ser reparados o soportados suele ser la que mejor se tolere a futuro, aún así, es importante saber que no existe una mala decisión, nadie elige pensando en hacer lo incorrecto.

Elegir entendiendo los aspectos negativos que podrían aparecer tras la elección nos permite tolerarlos, pues ya estaban pronosticados, así que evitaríamos la dolorosa culpa o el inesperado cambio de planes.

Concluyo recordando que el no tomar una decisión es estancarse y que el estancamiento también es una variable. Si no quieres seguir en donde estás y como estás, entonces es importante tomar decisiones y alegrarse de hacerlo, pues estás armando tu futuro, moviendo tu vida, creciendo en experiencia y como ser humano.

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