Aforestación
El Poder de la Pluma.
Drawdown es un proyecto que se ha encargado de reunir un muy bien calificado y diverso grupo interdisciplinario de investigadores de todo el mundo para identificar y modelar las 100 soluciones ya existentes y más efectivas para combatir el cambio climático, ordenándolas por su importancia y potencial de éxito, si se desarrolla un proyecto factible que ellos mismos determinan y acotan.
La aforestación la han colocado en el sitio 15, con un potencial de reducción de 18.06 gigatoneladas de CO2-eq, a un costo de $29.44 billones de dólares, pero con unos beneficios calculados en $392.22 billones de dólares.
Se conoce como aforestación a la actividad silvícola destinada a crear nuevos bosques en zonas con suelos que han sido degradados por actividades agrícolas, pastizales, industria extractiva, crecimiento urbano o cualquier otra actividad que haya impedido la formación de cubierta vegetal durante más de cincuenta años por lo menos. Cuando el período de tiempo es menor de 50 años, la labor de reponer o restaurar especies se conoce como reforestación, y ambos términos se contraponen a la deforestación que es la destrucción de superficies forestales.
Un proyecto de aforestación puede perseguir dos fines: medioambientales o comerciales. La mayoría de los que hoy están en marcha son de este último tipo, que buscan obtener beneficios de la explotación comercial de la madera, algunas fibras naturales o simplemente de las compensaciones por el secuestro de carbono, un mercado que cobrará pronto mucho auge.
Debido a su poca o nula aportación al bienestar de largo plazo de la tierra, el medio ambiente o las comunidades ubicadas dentro de su zona de influencia, estas plantaciones han causado controversia, aunque existen modelos de gestión que, de ser implementados, podrían convertirlas en proyectos sostenibles.
En oposición al monocultivo, otra estrategia de aforestación consiste en plantar densamente en terrenos degradados gran variedad de especies autóctonas que además de secuestrar, distribuir y mantener el carbono en el suelo, sean capaces de brindar otros valiosos servicios ambientales como estimular la biodiversidad, constituir barreras para frenar corrientes de viento, reducir la erosión del suelo, mejorar la calidad del aire, disminuir la temperatura ambiental, actuar como filtros de partículas suspendidas, reducir la contaminación por ruido y otros beneficios que han sido ampliamente comprobados por estudios e investigaciones científicas.
Este modelo de aforestación conviene aplicarlo en espacios públicos de ciudades del sureste como Mérida, Chetumal o Campeche, que van perdiendo la batalla ante el desbordamiento de la mancha urbana y el consecuente incremento de la temperatura. En estas comunidades se ha privilegiado un modelo de diseño paisajístico que no es sostenible, basado en césped y palmeras, que urge cambiar por diseños de arquitectura de paisaje que den prioridad a densas áreas con especies arbóreas nativas.