Casa digna y decorosa, una brecha pendiente de cerrar

Raúl Asís Monforte González: Casa digna y decorosa, una brecha pendiente de cerrar

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Le Corbusier decía: “La casa debe ser el estuche de la vida, la máquina de la felicidad”. Son muchos y muy variados los factores que han contribuido para que en México se haya formado una grieta que con el paso del tiempo se ha vuelto cada vez más amplia hasta convertirse hoy en un abismo que se antoja insalvable.

La demanda generada por la necesidad de albergar en un hogar digno y decoroso a las nuevas familias del llamado “sector social”, que a diario se forman y crecen en nuestro país, desde hace mucho ha ido quedándose crecientemente insatisfecha, a pesar de los enormes esfuerzos individuales realizados por las partes involucradas y responsables de garantizar a las familias mexicanas ese derecho humano básico consagrado en nuestra Constitución.

De tanto crecer este problema social, hoy se ha llegado a un punto crucial, en el que todo puede desmoronarse por completo, o podemos empezar a abordarlo con más profesionalismo y seriedad, en conjunto todos los participantes, a partir del reconocimiento de una especie de responsabilidad colectiva que nos cuestiona y nos compromete a todos para llevar a cabo un trabajo colaborativo, dedicado y generoso, que nos permita encontrar aquellas soluciones innovadoras, modernas y efectivas, para que todas las familias de México cuenten con una vivienda digna y decorosa. Adicionalmente a todos los demás desafíos que se tienen que enfrentar, es preciso sumar la voluntad y el compromiso social de los empresarios constructores de vivienda, con los esfuerzos de los gobiernos, para generar reservas de tierra apta y suficiente. Y por el término “apta” debe entenderse que esté dotada de los servicios públicos básicos, integrada a las ciudades, cercana a servicios educativos, de salud, de empleo y recreación. Y hay que entender también que eso tiene un costo implícito e ineludible.

Es indispensable disminuir el tiempo que lleva realizar los trámites y obtener las autorizaciones para construir los proyectos. El tiempo es dinero y un solo día más de enfrentar a la burocracia, es un día que añade costo y pone mayor distancia entre la capacidad de endeudamiento de un trabajador y el precio de las casas.

Los organismos y empresas encargados de dotar de servicios a las viviendas deben encontrar modos de hacerlos más asequibles. El creciente fenómeno inflacionario vigente necesita ser controlado con eficacia. Es preciso que las instituciones financieras encuentren los instrumentos más eficaces para fondear los proyectos, y todos tienen que trabajar en perfecta armonía para que este problema sea resuelto.

Los perfumes más exquisitos y las joyas más valiosas vienen en estuches de extraordinaria belleza que a primera vista revelan pistas de lo que uno encontrará adentro. No existe nada más valioso que la vida, y sobretodo la vida en familia, por eso el estuche que la acoge, que es la vivienda, tiene que ser digno y decoroso.

Necesitamos que ese sueño se torne en una flamante realidad, la casa social tiene que ser asequible, y convertirse en una máquina de la felicidad para todos los integrantes de la familia mexicana.

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