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La industria de la energía limpia es un ejemplo claro de un sector al que la pandemia de Covid-19 y la resultante crisis económica le ha generado retos específicos que deben atenderse puntualmente, para que podamos asegurar que nos hemos encaminado a la descarbonización global de la economía que los objetivos de combate al cambio climático están demandando.

Uno de esos asuntos específicos que precisan atención, consiste en hacer acopio de todo el talento y la capacidad de innovar que posee el sector, para desarrollar nuevos sistemas y modelos de negocio para el almacenamiento de energía distribuida, como agregado indispensable a la generación limpia dispersada que ya tiene un camino recorrido, y que ahora necesita acompañarse del resguardo para llegar aún más lejos.

Los sistemas de baterías para almacenar electricidad son capaces de mejorar sustancialmente la resiliencia de las redes, de aplazar las inversiones en infraestructura nueva, y reducir la congestión en la red que muchas veces es causa de disturbios e interrupción del servicio. Desafortunadamente, los mecanismos de mercado y regulatorios que son requeridos para facilitar la implementación de todas estas ventajas, aún no son ampliamente desplegados.

En países más avanzados, como en los Estados Unidos, la Comisión Reguladora Federal de Energía (FERC) emitió recientemente algunas disposiciones que requieren a los operadores de la red que permitan la integración de recursos de energía distribuida para abrir la oportunidad a la integración de nuevos flujos de ingreso para los sistemas de almacenamiento “atrás del medidor”, como comúnmente se les conoce, o del lado del usuario.

Ahí, un creciente número de “utilities” se muestran más proactivas a comprometerse con proyectos que agregan una enorme capacidad de energía distribuida, permitiendo el despacho de grandes cantidades de potencia, proveniente de muchos pequeños sistemas, debido a que han comprobado las ventajas que esta integración representa. A estos pequeños sistemas se les conoce como Plantas de Potencia Virtuales (VPP’s), y representan hoy una verdadera revolución en la forma como los sistemas de almacenamiento de electricidad de pequeña escala deben ser desplegados.

El diseño de estos sistemas se verá impactado por esta nueva realidad, y los desarrolladores de tecnología en este nicho, están ya agregando nuevas funcionalidades tanto en el lado del software como del hardware, y además están trabajando en hacerlos más seguros.

Esto permitiría a los operadores despachar en masa o por “flotillas” estos sistemas de almacenamiento, de acuerdo con las condiciones puntuales de la red eléctrica, y con eso dotarla de una seguridad como nunca antes se había logrado, brindando a los usuarios la confiabilidad y la calidad del servicio que merecen y demandan.

En México, la CFE necesita explorar estas innovaciones y tendencias de los mercados, entenderlas, abrirse a nuevas posibilidades, si es que de verdad desea fortalecerse y convertirse en la piedra angular del nuevo modelo de crecimiento y prosperidad, de cara al futuro.

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