Agua residual
El Poder la Pluma.
Nuestro planeta tendrá que estar preparado para albergar un 30% adicional de la población actual en 2050. Este crecimiento generará una necesidad de producir 60% más de alimentos y 30% más de energía.
Pero como el 90% de los sistemas globales de generación de energía utilizan agua de manera intensiva y el 70% del agua que se extrae del subsuelo u otras fuentes se emplea para la producción de alimentos, nos veremos obligados a encontrar el modo de contar con disponibilidad de agua de calidad que supere al menos en un 55% la que hoy disponemos, objetivo que se antoja difícil de alcanzar cuando sabemos que el 20% de los acuíferos mundiales están sobreexplotados.
Por eso destacábamos la semana pasada en este espacio que la disponibilidad de agua universal, suficiente y de calidad es uno de los más grandes desafíos de la humanidad. Para vencer este reto, se precisa ser muy creativos para encontrar ideas innovadoras, eficientes y efectivas de administrar los recursos hídricos, el suministro de alimentos y la gestión de la energía.
Y dentro de todo el proceso de gestión y administración del ciclo del agua, juega un papel estratégico el tratamiento y disposición de las aguas residuales, tanto domésticas como industriales y pecuarias. Esa es la razón por la que hoy en día las plantas de tratamiento de aguas negras o residuales están evolucionando para convertirse en auténticas instalaciones de recuperación y reutilización de recursos que pueden beneficiar a las comunidades de muy diversas formas, ya sea como fuente de suministro de agua fresca (después de su tratamiento), como fuente de energía renovable y de biosólidos clase A que pueden ser utilizados como fertilizante en el sector agrícola.
Localmente somos muchos quienes continua e incansablemente hemos señalado desde muy diversos foros la necesidad de abordar de frente y sin reservas el gran problema del tratamiento y disposición de aguas negras en Mérida y en todo Yucatán, que ya resulta insostenible seguir enfrentando como hasta hoy, con sistemas caducos y que nunca han funcionado adecuadamente, como las fosas sépticas, sumideros y/o biodigestores.
Ese es precisamente el tamaño del reto, y de la respuesta que las nuevas administraciones del nivel federal, estatal y municipal no pueden ni deben seguir retrasando y que le deben a la sociedad entera y al planeta.
Dentro de los sistemas más innovadores que existen, convendría prestar especial atención a los procesos de hidrólisis térmica (THP por sus siglas en inglés) que empezaron a desarrollarse en las últimas dos décadas en Europa y cuyos primeros ejemplos ya están demostrando su éxito en EU, como la planta de Blue Plains en Washington DC y otra que se encuentra en desarrollo en San Francisco, California.