Síndrome blanco, una seria amenaza para el Arrecife Alacranes

Esta enfermedad es capaz de acabar en cuestión de semanas con los pólipos que dan vida a las colonias de corales

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Existen otras enfermedades que también provocan blanqueamiento.
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Nalleli Calderón/Mérida
Personal de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) detectó el “síndrome blanco”, enfermedad que ataca y mata en cuestión de semanas a los corales, en una zona de Isla Pérez del Parque Nacional Arrecife Alacranes, lo que causa alarma en autoridades e investigadores, debido a que no se sabe qué lo causa ni la afectación total en la entidad.

Aunque todavía no se sabe qué microorganismos, virus o bacterias, ocasionan el mal, éste provoca la muerte de los pólipos coralinos (el tejido vivo de las colonias) y deja expuesto el esqueleto.

Lo que sí se conoce es que se propaga por el agua y hay factores que empeoran el problema exponiendo a los corales a más estrés, lo que aumenta las probabilidades de enfermarse.

Lo cierto es que, al ser éste un problema mundial, científicos de diversas partes del mundo estudian muestras de tejido para tratar de identificar los patógenos potenciales, pero aún no tienen éxito.

La enfermedad, que fue descubierta por primera vez en 2014 en Florida, mata a colonias de corales con casi 100 años de vida, se expande muy rápido por el Mar Caribe y se tiene registro de que hay afectación en Jamaica, República Dominicana, San Martín, las Islas Vírgenes, Honduras, Belice y México, donde fue detectado en junio de 2018.

El problema ya afecta al Arrecife Mesoamericano, la barrera de coral más grande del hemisferio norte, cuyo sistema coralino mide alrededor de mil kilómetros y abarca además de territorio mexicano a Guatemala, Belice y Honduras.

En el caso de Quintana Roo, el problema es más grave pues la enfermedad se propagó por los 400 kilómetros de costa y debido a eso se perdió el 30 por ciento de las especies de coral.

Al respecto, el investigador de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady), Alfonso Aguilar Perera, informó que en los últimos años la incidencia de enfermedades de los corales se incrementó de manera significativa al detectarse muchas variantes de los padecimientos conocidos.

Aseguró que el nombre de la enfermedad es mal utilizado, pues hay una consecuencia de las enfermedades que es el blanqueamiento o pérdida del color de los corales, el cual se obtiene por la microalga denominada zooxantela, que da el pigmento verdoso, amarillento o rojizo a los corales, por lo que la pérdida de ésta provoca que se vuelvan blancos, pero no están muertos.

“Esta nueva enfermedad no debería llamarse síndrome blanco, sino que traducido del inglés es enfermedad de la pérdida de tejido en corales duros, lo que indica que el coral se murió, es decir perdió el pólipo que le da vida, en cambio el blanqueamiento solo perdió el color pero está vivo y puede recuperarse”, explicó.

El padecimiento provoca la muerte de los pólipos en poco tiempo.

Resaltó que “la mal llamada enfermedad del síndrome blanco” es monitoreada en varias partes del mundo e incluso, se utilizan antibióticos para su tratamiento para evitar su propagación, sin embargo esto resulta muy caro y la falta de recursos en la entidad es una limitante.

A pesar de que aún no se determina la causa real del problema, autoridades e investigadores suponen que se debe a un virus, que no se sabe cómo llegó y qué pasará porque consideró que no hay un tratamiento para erradicarlo.

“Lo que hacen es que le ponen alrededor, como una caries, le taladran a los lados y le hacen como una grieta y le aplican el medicamento en pasta para que no se siga expandiendo en la colonia, hay colonias que se han recuperado, pero otras no, ahora en Alacranes creo que no se está haciendo mucho porque no hay tanto dinero para eso”, precisó.

Aunque dijo que el coral se muere por diversos factores desde hace muchos años, el padecimiento actual es nuevo. Sin embargo, puede deberse a diversos factores, entre ellos, la putrefacción del sargazo.

Resaltó que es importante que se realice un estudio de las enfermedades que afectan a los corales para determinar en qué proporciones se encuentran, como la banda negra, banda blanca, banda amarilla o necrosante, que a veces son fases de otra enfermedad, pero que son identificadas de otra manera.

“Habría que hacer un monitoreo a lo largo del tiempo en varias colonias de corales para ver cómo progresan las enfermedades, como un diagnóstico que determine a qué grado está; la idea es recabar más evidencias para atender los padecimientos”, recalcó.

El investigador lamentó la falta de financiamiento para realizar el diagnóstico adecuado en la zona, lo que ayudaría para aplicar el tratamiento o hacer restauración con base en lo que se requiere para monitorear y atender a las colonias.

Asimismo, agregó que hace falta crear mayor conciencia entre los visitantes a la zona de Arrecife Alacranes, sobre todo con los buzos para que en la medida de lo posible si llegaran a detectar la enfermedad en algún punto, lo marquen con GPS y lo compartan con las autoridades para contribuir a tener un panorama más amplio del problema.

“Que los visitantes buzos se pusieran en contacto con la Conanp o con la Uady para que nos muestren las fotos que toman y poner los puntos de avistamiento de los corales fotografiados y eso daría una idea de la magnitud; que se sumen a contactar a las autoridades para decir dónde tomaron la foto con GPS, eso sería formidable”, concluyó.

Presencia confirmada en área del Estado

Desde hace más de un mes, personal de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) detectó y monitorea en una zona cercana de Isla Pérez del Parque Nacional Arrecife Alacranes, la enfermedad del síndrome blanco, informó su director Cristóbal Cáceres G. Cantón.

Aseguró que debido al poco tiempo desde su descubrimiento, aún no se tiene el porcentaje de afectación en el área natural protegida, pero su presencia en aguas yucatecas fue confirmada por especialistas de la dependencia federal.

Explicó que la gravedad de la enfermedad radica en que los corales mueren y se convierten en piedra; el padecimiento puede matarlos en cuestión de semanas, aproximadamente.

Con base en información recabada, la enfermedad se manifiesta como un anillo o parche blanco de tejido necrótico de rápida expansión.

En la mayoría de los casos, la enfermedad irradia hacia afuera matando al coral y dejando el esqueleto desnudo en cuestión de días.

En inglés se le denominó Stony Coral Tissue Loss Disease (SCTLD), y en el Caribe Mexicano se le conoce con el término de síndrome blanco, a pesar de que como informamos en nota aparte, es un término mal utilizado.

A pesar de que no se ha identificado al patógeno causante de dicha enfermedad, se piensa que puede deberse a diversos factores, entre ellos al problema que tiene el vecino estado de Quintana Roo con el arribo masivo de sargazo, el calentamiento global, contaminación de los mares, vertimientos de materiales químicos y contaminantes al mar.

Además los expertos suponen que también pueda deberse al rápido avance de la infraestructura y complejos inmobiliarios en las costas así como el mal manejo de las aguas negras, pero ningún experto incluso de otras partes del mundo pudieron identificar su procedencia.

Toda la zona coralina del Caribe Mexicano se encuentra infectada

Ante la amenaza y afectaciones que deja la presencia del “síndrome blanco” en las costas de la Península, autoridades de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), en coordinación con representantes de la sociedad civil, cooperativas de pescadores y empresarios turísticos, desarrollaron el “Plan de Acción del Síndrome Blanco en Arrecifes del Caribe Mexicano”.

En México, la presencia de la enfermedad se detectó durante 2018 en distintos sitios del Parque Nacional Arrecife de Puerto Morelos en Quintana Roo, afectando mayormente a las colonias meandroides y masivas.

Al respecto, la subdirectora de la Unidad Técnica Regional de la Dirección Regional Península de Yucatán y Caribe Mexicano de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), Nallely Hernández Palacios, informó que con base en estudios realizados, el 30 por ciento de las especies monitoreadas y afectadas por dicho padecimiento murieron.

“Han muerto más colonias de coral en seis meses que en los últimos 40 años en el Sistema Arrecifal Mesoamericano y ese dato es alarmante y la cifra corresponde a junio-julio 2018 hasta enero de 2019”, aseveró.

Resaltó que debido a que en el medio marino hay miles de organismos y microorganismos, la detección del patógeno que lo causa hace más complicada su detección en laboratorio.

La funcionaria federal indicó que los arrecifes de coral del mundo están sujetos a una serie de presiones causadas por actividades antropogénicas, sobre todo las relacionadas con la calidad del agua, principalmente en Quintana Roo, que atraviesa severos problemas con el manejo de aguas residuales, fragmentación de hábitat como la duna y el manglar, aunado al problema de sargazo.

En la actualidad, todos los arrecifes de coral de Quintana Roo están infectados, incluso, aquellos que se encuentran lejanos a la costa como la Reserva de la Biósfera de Banco Chinchorro, además del Arrecife Alacranes, de Yucatán. Asimismo, ya se tiene presencia en la parte sur de Belice.

Explicó que una vez detectado el padecimiento, se realizaron investigaciones y monitoreo entre la Conanp, la Universidad Autónoma de México (UNAM) y la organización civil Healthy Reefs, durante junio y julio del año pasado, para recabar información de la magnitud de afectación.

En enero pasado, detalló, se impartió un taller para las organizaciones, academia y autoridades para generar el plan de acciones correspondiente basado en varias líneas de acción que tienen que ver con la mejora en las prácticas turísticas, manejo integrado de la zona costera y del agua, mejora de las prácticas pesqueras así como monitoreo e investigación académica.

Las estrategias, además, cuentan con un esquema piramidal de responsables, y un programa de verificación con los que dar seguimiento puntual a cada una de las acciones.

“Ahora mismo lo que queremos hacer es llamar a la acción del ciudadano común, de la persona que está en su casa y que a lo mejor no pueda percibir el vínculo directo con el arrecife, pero que por el hecho de vivir en la Península o en Quintana Roo, nos hace receptivos de los servicios ambientales que aportan los arrecifes”, puntualizó.

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